Josué 14 – Comienza la división de la tierra: La heredad de Caleb
A. Los preparativos para la repartición de la tierra.
1. (1-2) La distribución de la tierra en el lado oeste del río Jordán.
Esto, pues, es lo que los hijos de Israel tomaron por heredad en la tierra de Canaán, lo cual les repartieron el sacerdote Eleazar, Josué hijo de Nun, y los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel.
a. Lo que los hijos de Israel tomaron por heredad en la tierra de Canaán: Israel adquirió estas tierras tanto por conquista como por heredad. Aunque la conquista fue un medio para tomar posesión física de la tierra, en un sentido más profundo, la heredaron debido al pacto de Dios con los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob (Génesis 13:15, 17:8).
b. El sacerdote Eleazar, Josué hijo de Nun, y los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel: En este proceso, Josué, Eleazar y los representantes de cada tribu se reunieron para supervisar el sorteo, el cual fue dirigido por el Señor.
i. «Eleazar era un sacerdote, hijo del sumo sacerdote Aarón, y había sido designado anteriormente para asistir a Josué en la distribución de la tierra, junto con representantes de las doce tribus (Números 32:28; 34:18-29)». (Howard)
ii. Los cabezas de los padres de las tribus: Estosjefes o príncipes eran doce, incluyendo a Josué y Eleazar; y el lector puede encontrar sus nombres en Números 34:19-28. Ningún príncipe de las tribus de Rubén y Gad fue seleccionado, pues ya habían recibido su herencia al otro lado del Jordán y, por lo tanto, no tenían parte en esta división.
c. Lo cual les repartieron: Según Ginzberg y otros, los antiguos rabinos creían que la división por sorteo ocurrió de la siguiente manera: (1) La tierra al oeste del Jordán se dividió en diez provincias y se asignó un número a cada una. Los números del uno al diez se escribieron en diez piezas de cerámica o pergamino y se colocaron en un recipiente. (2) Los nombres de las diez tribus que recibieron tierras al oeste del Jordán se escribieron en diez piezas de cerámica o pergamino, y estas se pusieron en un segundo recipiente. (3) Josué sacó una pieza de un recipiente, y Eleazar sacó una pieza del otro recipiente. (4) La tribu seleccionada recibía la tierra de la provincia seleccionada.
i. Dios había ordenado que la tierra se dividiera por sorteo (Números 26:55-56; 33:54). Esta era una manera de dejar las decisiones en manos de Dios (Proverbios 16:33).
2. (3-5) Una explicación de las nueve tribus y media que recibieron su heredad al lado oeste del Jordán.
Porque a las dos tribus y a la media tribu les había dado Moisés heredad al otro lado del Jordán; mas a los levitas no les dio heredad entre ellos. Porque los hijos de José fueron dos tribus, Manasés y Efraín; y no dieron parte a los levitas en la tierra sino ciudades en que morasen, con los ejidos de ellas para sus ganados y rebaños. De la manera que Jehová lo había mandado a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel en el repartimiento de la tierra.
a. Porque los hijos de José fueron dos tribus: Comúnmente, se habla de las «doce tribus de Israel», pero en realidad eran trece. Aunque Jacob (Israel) tuvo doce hijos, los descendientes de uno de ellos, José, se dividieron en dos tribus (Manasés y Efraín).
b. El repartimiento de la tierra: Esto explica por qué hay dos tribus y media en el lado este del Jordán, nueve tribus y media en el lado oeste del Jordán, y una tribu sin una provincia como herencia.
B. La heredad de Caleb.
1. (6-9) Caleb recuerda la promesa de Moisés.
Y los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal; y Caleb, hijo de Jefone cenezeo, le dijo: Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés, varón de Dios, en Cades-barnea, tocante a mí y a ti. Yo era de edad de cuarenta años cuando Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra; y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón. Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios. Entonces Moisés juró diciendo: Ciertamente la tierra que holló tu pie será para ti, y para tus hijos en herencia perpetua, por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios.
a. Caleb, hijo de Jefone: Caleb, perteneciente a la tribu de Judá, fue uno de los doce espías que exploraron la tierra de Canaán aproximadamente cuarenta y cinco años antes, cuando Israel se encontraba por primera vez en el umbral de la Tierra Prometida (Números 13:1-25). Fue apropiado que, cuando llegó el momento de la asignación específica de la tierra, Caleb fuera el primero en recibirla.
i. Caleb «se presentó ante Josué, acompañado de los líderes de su tribu, cuya presencia expresaba que consentían el trato excepcional que pidió en un breve discurso». (Maclaren)
ii. Es posible que Caleb fuera de ascendencia gentil. Se le menciona como Caleb, hijo de Jefone cenezeo, y podría estar relacionado con los pueblos cananeos mencionados en Génesis 15:18-21. Probablemente, su padre haya llegado a Egipto y se haya casado con una mujer de la tribu de Judá, lo que llevó a Caleb a identificarse con esa tribu.
iii. «Nunca se le halló entre los murmuradores ni entre los escépticos e incrédulos. Nunca se encontró entre aquellos que añoraban los puerros y el ajo de Egipto. Tampoco fue hallado entre los que desobedecían a Dios o entre aquellos que se volvieron idólatras». (Redpath)
b. Pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios: Caleb fue uno de los dos únicos espías que regresaron con un informe positivo, un informe de fe; creyendo que Dios había dado la tierra a Israel y que les permitiría conquistarla (Números 13:26-14:9). Los otros diez espías creían que Israel sería derrotado en el intento de tomar Canaán, y el pueblo de Israel creyó en los informes negativos de los diez espías incrédulos.
i. El otro espía fiel fue Josué. Mientras que los diez espías incrédulos midieron a los gigantes contra su propia fuerza, Josué y Caleb midieron a los gigantes contra la fuerza de Dios.
ii. Caleb recuerda que los compañeros que subieron con él estaban llenos de incredulidad, e hicieron desfallecer el corazón del pueblo. Reconocía el daño que la incredulidad puede causar en el pueblo de Dios y el efecto negativo que puede tener en otros.
iii. Esta fue la razón por la cual Israel vagó durante cuarenta años en el desierto. Dios no permitió que la generación incrédula entrara en Canaán, por lo que esperó a que murieran en el desierto (Números 14:26-38). Los únicos adultos que finalmente entraron con éxito en la Tierra Prometida fueron Josué y Caleb, los dos espías fieles.
iv. Así que, era apropiado que Judá fuera la primera tribu en recibir su asignación en el lado oeste del Jordán, y que Caleb fuera el primero en el pueblo de Judá en recibir su herencia.
c. Entonces Moisés juró diciendo: Ciertamente la tierra que holló tu pie será para ti, y para tus hijos en herencia perpetua: Caleb le recuerda a Josué la promesa hecha por Moisés en Deuteronomio 1:35-36. Cuando Caleb dijo: «yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios», no estaba siendo orgulloso. Simplemente, estaba recordando lo que Moisés había dicho sobre él.
i. Es apropiado que el pueblo de Dios imite hoy la audacia de Caleb al pedir lo que Dios le ha prometido. Aunque el pueblo de Dios puede encontrar esto difícil de creer, Dios aprecia este tipo de audacia (Hebreos 4:16).
d. Por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios: Caleb recordó lo que Moisés había dicho de él unos cincuenta años antes. El hecho de que repitiera esta frase dos veces denota que le causó una impresión significativa. Esto era apropiado, porque seguir completamente a Jehová es algo grande e importante.
i. Se puede observar que la mayoría de las personas exitosas son aquellas que se han entregado totalmente a algo. Por lo tanto, es apropiado para el pueblo de Dios entregarse completamente a seguir al Señor.
ii. «Caleb no estaba siendo egoísta al afirmar que había seguido completamente al Señor; solo estaba testificando acerca de un hecho que Moisés también había reconocido (ver las palabras al final del versículo 9, las cuales se encuentran casi textualmente en boca del Señor en Números 14:24 y en boca de Moisés en Deuteronomio 1:36)». (Howard)
iii. «La frase “de todo corazón” significa ‘con todo el corazón‘. Esta idea está encapsulada en lo que Jesús llamó el primer y más grande de los mandamientos: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22:37; Deuteronomio 6:5)». (Boice)
2. (10-12) La audaz petición de Caleb.
Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho.
a. Jehová me ha hecho vivir: Esto no solo se debía a las numerosas batallas a las que había sobrevivido y a la avanzada edad de Caleb, sino también era notable porque solo él y Josué se salvaron del juicio de muerte que cayó sobre toda la generación de adultos que salió de Egipto, la generación de la incredulidad.
i. «Durante cuarenta años, había compartido las experiencias y la disciplina de aquellos que no habían compartido su fe. Aparentemente, había ocupado una posición tranquila y poco conocida entre su pueblo, mientras que su amigo Josué había sido llamado a un lugar de liderazgo conspicuo y poderoso». (Morgan)
b. Soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió: A pesar de su avanzada edad, la fuerza de Caleb no había disminuido. A los ochenta y cinco años, estaba liderando la lucha, y no contra cualquier enemigo, sino contra los poderosos anaceos. Estaba dispuesto a enfrentarse a ciudades grandes y fortificadas.
i. Caleb es un ejemplo notable de alguien que envejeció de la mejor manera. Espiritualmente hablando, envejeció, pero nunca se debilitó en su relación con Dios. No buscó una vida de facilidad e indulgencia en sus años de vejez.
ii. «Son los cobardes y los egoístas los que siempre buscan un lugar fácil, donde otros hagan el trabajo. Este hombre sentía que su vida, milagrosamente prolongada, lo obligaba a un servicio especial». (Maclaren)
iii. Tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar: «Caleb desplegó una fuerza que era irresistible porque su fe nunca vaciló». (Redpath)
iv. «Las palabras de Caleb sobre su fuerza no disminuida no estaban destinadas a la jactancia. Expresan agradecimiento y alabanza, y sirven como fundamento de la petición que tiene que hacer». (Maclaren)
v. El desgaste de los años se ve ampliamente compensado por la afluencia de su gracia que todo lo cubre. No hay razón para que disminuyamos en utilidad y fructificación con el aumento de los años, sino todo lo contrario». (Meyer)
c. Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí: De hecho, Caleb buscabala lucha, prácticamente exigiendo el monte donde vivían los enemigos difíciles. Podría haber pedido un lugar fácil, pero sabía que alguien debía enfrentarse a esos enemigos y pensó que bien podía ser él quien lo hiciera. No dejó el trabajo a otro, aunque podría haberlo hecho, sobre todo a su edad.
i. En su breve discurso, Caleb se refirió a lo que Dios había dicho al menos cuatro veces. Era un hombre que confiaba en la palabra de Dios y creía en sus promesas.
ii. «Las personas entradas en años suelen estar mucho más dispuestas a hablar de sus victorias pasadas que a luchar en otras nuevas; a dormirse en los laureles o en las armas, que a emprender nuevos conflictos». (Maclaren)
iii. «Estos factores: la región montañosa, la presencia de los anaceos y las ciudades grandes y fortificadas, son las mismas cosas que los diez espías infieles usaron para desanimar a los israelitas y que no entraran en la Tierra Prometida (Números 13:28-29). Sin embargo, Caleb los consideró un desafío». (Madvig)
iv. Pablo entendió que se le había abierto una gran y efectiva puerta, probablemente, porque había muchos adversarios (1 Corintios 16:9). De manera similar, Caleb entendió que había adversarios temibles en el área de Hebrón, y en lugar de retroceder, dijo: «Esa es mi oportunidad».
v. El registro de la derrota de los anaceos se encuentra en Josué 11:21-22. Algunos de ellos huyeron a las ciudades de Gaza, Gat y Asdod. Es probable que algunos de los anaceos que huyeron regresaran y ocuparan Hebrón u otras zonas cercanas.
3. (13-15) Josué accede a la petición de Caleb.
Josué entonces le bendijo, y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón por heredad. Por tanto, Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta hoy, por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel. Mas el nombre de Hebrón fue antes Quiriat-arba; porque Arba fue un hombre grande entre los anaceos. Y la tierra descansó de la guerra.
a. Josué entonces le bendijo: Esto significa que Josué aprobó la petición de Caleb, lo elogió por haberla hecho y oró para que la bendición de Dios estuviera sobre él en su empeño de tomar Hebrón y su área.
i. «Aprobó su petición, no lo reprochó por ser demasiado apresurado ni le ordenó que se quedara hasta que él mismo fuera servido primero; sino que le concedió Hebrón». (Trapp)
ii. «Su recompensa final había sido largamente pospuesta, pero nunca había sido incierta». (Morgan)
b. Por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel: Si todo Israel hubiera tenido el corazón y la fe de Caleb, su conquista de Canaán habría sido mucho más completa. Caleb demostró un compromiso total con Dios.
i. Caleb fue una de las tres únicas personas en la Biblia de las que se dijo que siguieron cumplidamente a Jehová o que fueron perfectos en pos de Él. Los otros fueron Josué (en asociación con Caleb, Números 32:11-12) y David (1 Reyes 11:6). En el Nuevo Testamento, la idea de seguir por completo al Señor se presenta en pasajes como Romanos 12:1-2, que instruye al creyente a presentarse a Dios como un sacrificio vivo.
ii. «En la historia de Caleb, tres cosas ilustran la fe: la fe ve y se atreve en el día de la dificultad abrumadora; espera pacientemente a través de los retrasos causados por los fracasos de otros; actúa con valentía en el día de la oportunidad». (Morgan)
c. Y la tierra descansó de la guerra: Dado que el libro de Josué no sigue necesariamente un orden cronológico estricto, es difícil determinar si este momento marcó un descanso temporal o un final más permanente de las guerras de juicio y conquista de Israel. Sin embargo, la afirmación se hace aquí para conectar la idea de la fe audaz, enérgica y duradera de Caleb con la recompensa del descanso de la guerra.
i. «Después de que la confederación de los habitantes de Canaán fue rota por las conquistas de Josué, ya no hubo guerras generales. Josué consideró apropiado dividir la tierra y dejar que cada tribu expulsara a los antiguos habitantes que aún pudieran permanecer en sus territorios. Por lo tanto, las guerras después de este tiempo fueron guerras particulares; no hubo más campañas generales, ya que no era necesario que todo el cuerpo israelita actuara contra un enemigo ahora desunido y derrotado». (Clarke)
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