Josué 21 – Ciudades designadas para los levitas
A. El pueblo de la tribu de Leví recibe sus ciudades con sus ejidos.
1. (1-3) Los jefes de la tribu de Leví piden lo que se les había prometido.
Los jefes de los padres de los levitas vinieron al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun y a los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel,y les hablaron en Silo en la tierra de Canaán, diciendo: Jehová mandó por medio de Moisés que nos fuesen dadas ciudades donde habitar, con sus ejidos para nuestros ganados. Entonces los hijos de Israel dieron de su propia herencia a los levitas, conforme al mandato de Jehová, estas ciudades con sus ejidos.
a. Jehová mandó por medio de Moisés que nos fuesen dadas ciudades donde habitar: Los levitas no fueron asignados a ninguna región de tierra como las otras tribus; sin embargo, necesitaban un lugar donde residir. Por lo tanto, cada tribu otorgó ciertas ciudades y sus tierras circundantes (conocidas como ejidos) a la tribu de Leví.
i. A través de las profecías de Jacob registradas en Génesis 49:5-7, Dios predijo que las tribus de Simeón y Leví se dispersarían por todo Israel. La dispersión de Simeón se consideró en cierto modo negativa, ya que se integró en la tierra asignada a Judá, como se menciona en Josué 19:9. Por otro lado, la dispersión de Leví fue vista como una bendición, ya que se les otorgaron 48 ciudades levíticas dispersas por toda la tierra de Israel. Esta distribución les permitió ejercer su influencia como sacerdotes, maestros y líderes espirituales de la nación.
ii. «En la dispersión de la tribu de Leví, podemos contemplar el justo juicio de Dios sobre el pecado. Sin embargo, también vemos como este juicio se transforma en una bendición. Si te encuentras sufriendo a causa de las acciones de otros, quizás como resultado del pecado de un padre, similar a como los descendientes de Simeón y Leví sufrieron por las acciones de sus padres, no debes pensar que estás excluido del favor de Dios o que es imposible obtener el favor de Dios de nuevo a través de una vida piadosa». (Boice)
b. Entonces los hijos de Israel dieron de su propia herencia a los levitas: La tribu de Leví no fue asignada a ninguna región de tierra debido a que Dios declaró que Él mismo sería su heredad (Josué 13:14, 13:33).
i. Estas ciudades y sus tierras circundantes desempeñaron un papel crucial en la provisión para los levitas, pues aseguraban su sustento; incluso, en caso de que los israelitas no cumplieran con el diezmo según lo ordenado por Dios. «No dejó que los levitas quedaran a merced de la voluntad y la devoción del pueblo, porque entonces habrían tenido la asignación de Micaía (Jueces 17), miseria de prisioneros, tal que apenas los mantendría vivos, pero tampoco los dejaría morir». (Trapp)
2. (4-8) Se designan ciudades para los levitas según sus tres divisiones familiares.
Y la suerte cayó sobre las familias de los coatitas; y los hijos de Aarón el sacerdote, que eran de los levitas, obtuvieron por suerte de la tribu de Judá, de la tribu de Simeón y de la tribu de Benjamín, trece ciudades.
Y los otros hijos de Coat obtuvieron por suerte diez ciudades de las familias de la tribu de Efraín, de la tribu de Dan y de la media tribu de Manasés.
Los hijos de Gersón obtuvieron por suerte, de las familias de la tribu de Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu de Neftalí y de la media tribu de Manasés en Basán, trece ciudades.
Los hijos de Merari según sus familias obtuvieron de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la tribu de Zabulón, doce ciudades.
Dieron, pues, los hijos de Israel a los levitas estas ciudades con sus ejidos, por suertes, como había mandado Jehová por conducto de Moisés.
a. Las familias de los coatitas: Los coatitas tenían la responsabilidad del cuidado del santuario, lo que incluía el arca, la mesa, el candelabro, los altares y todos los utensilios utilizados en el ministerio del santuario, así como la cortina y todo lo relacionado con su uso. La familia sacerdotal de Aarón provenía de la familia de Coat. En cuanto a la asignación de ciudades dadas a los sacerdotes, estas se ubicaban en la región montañosa central y las áreas circundantes a Jerusalén.
i. «Es importante destacar que la parte principal de esta tribu, cuya responsabilidad era ministrar en el santuario, el cual más tarde sería establecido en Jerusalén, recibió su asignación de ciudades más cerca de esa ciudad. Esto aseguraba que siempre estuvieran disponibles para llevar a cabo la obra sagrada que Dios les había encomendado». (Clarke)
b. Los hijos de Gersón: Los gersonitas tenían la responsabilidad del transporte de las cubiertas y cortinas del tabernáculo durante el tiempo que Israel pasó en el desierto (Números 3:25-26, 4:24-26). Sus ciudades estaban ubicadas en la región de Galilea y Basán.
c. Los hijos de Merari: La división de Merari tenía la responsabilidad de custodiar el tabernáculo y transportar sus tablas y pilares durante el tiempo que Israel pasó en el desierto. Sus ciudades estaban ubicadas en las zonas de Transjordania y Zabulón.
3. (9-42) La distribución de las ciudades entre las tribus.
De la tribu de los hijos de Judá, y de la tribu de los hijos de Simeón, dieron estas ciudades que fueron nombradas, las cuales obtuvieron los hijos de Aarón de las familias de Coat, de los hijos de Leví; porque para ellos fue la suerte en primer lugar. Les dieron Quiriat-arba del padre de Anac, la cual es Hebrón, en el monte de Judá, con sus ejidos en sus contornos. Mas el campo de la ciudad y sus aldeas dieron a Caleb hijo de Jefone, por posesión suya.
Y a los hijos del sacerdote Aarón dieron Hebrón con sus ejidos como ciudad de refugio para los homicidas; además, Libna con sus ejidos, Jatir con sus ejidos, Estemoa con sus ejidos, Holón con sus ejidos, Debir con sus ejidos, Aín con sus ejidos, Juta con sus ejidos y Bet-semes con sus ejidos; nueve ciudades de estas dos tribus; y de la tribu de Benjamín, Gabaón con sus ejidos, Geba con sus ejidos, Anatot con sus ejidos, Almón con sus ejidos; cuatro ciudades. Todas las ciudades de los sacerdotes hijos de Aarón son trece con sus ejidos.
Mas las familias de los hijos de Coat, levitas, los que quedaban de los hijos de Coat, recibieron por suerte ciudades de la tribu de Efraín. Les dieron Siquem con sus ejidos, en el monte de Efraín, como ciudad de refugio para los homicidas; además, Gezer con sus ejidos, Kibsaim con sus ejidos y Bet-horón con sus ejidos; cuatro ciudades. De la tribu de Dan, Elteque con sus ejidos, Gibetón con sus ejidos, Ajalón con sus ejidos y Gat-rimón con sus ejidos; cuatro ciudades. Y de la media tribu de Manasés, Taanac con sus ejidos y Gat-rimón con sus ejidos; dos ciudades. Todas las ciudades para el resto de las familias de los hijos de Coat fueron diez con sus ejidos.
A los hijos de Gersón de las familias de los levitas, dieron de la media tribu de Manasés a Golán en Basán con sus ejidos como ciudad de refugio para los homicidas, y además, Beestera con sus ejidos; dos ciudades. De la tribu de Isacar, Cisón con sus ejidos, Daberat con sus ejidos, Jarmut con sus ejidos y En-ganim con sus ejidos; cuatro ciudades. De la tribu de Aser, Miseal con sus ejidos, Abdón con sus ejidos, Helcat con sus ejidos y Rehob con sus ejidos; cuatro ciudades. Y de la tribu de Neftalí, Cedes en Galilea con sus ejidos como ciudad de refugio para los homicidas, y además, Hamot-dor con sus ejidos y Cartán con sus ejidos; tres ciudades. Todas las ciudades de los gersonitas por sus familias fueron trece ciudades con sus ejidos.
Y a las familias de los hijos de Merari, levitas que quedaban, se les dio de la tribu de Zabulón, Jocneam con sus ejidos, Carta con sus ejidos, Dimna con sus ejidos y Naalal con sus ejidos; cuatro ciudades. Y de la tribu de Rubén, Beser con sus ejidos, Jahaza con sus ejidos, Cademot con sus ejidos y Mefaat con sus ejidos; cuatro ciudades. De la tribu de Gad, Ramot de Galaad con sus ejidos como ciudad de refugio para los homicidas; además, Mahanaim con sus ejidos, Hesbón con sus ejidos y Jazer con sus ejidos; cuatro ciudades. Todas las ciudades de los hijos de Merari por sus familias, que restaban de las familias de los levitas, fueron por sus suertes doce ciudades.
Y todas las ciudades de los levitas en medio de la posesión de los hijos de Israel, fueron cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos. Y estas ciudades estaban apartadas la una de la otra, cada cual con sus ejidos alrededor de ella; así fue con todas estas ciudades.
a. Fueron por sus suertes doce ciudades: Al ubicar estas ciudades en un mapa, se evidencia el deseo de Dios de dispersar a los levitas por toda la tierra de Israel. Dios nunca pretendió establecer un estado o provincia de Leví, sino que cada tribu debía tener la influencia y presencia sacerdotal entre ellos. Aunque los levitas no eran sacerdotes en el sentido estricto, actuaban como los representantes del sacerdocio en toda la tierra de Israel.
i. Segunda de Crónicas 17:9 describe el trabajo de los sacerdotes dedicados a la enseñanza, quienes tenían el Libro de la Ley de Jehová y enseñaban al pueblo recorriendo todas las ciudades de Judá. Este pasaje resalta la importante responsabilidad de los sacerdotes y levitas en la enseñanza de la Palabra de Dios. Según Levítico 10:11, una de las responsabilidades de los sacerdotes era enseñar la Palabra de Dios al pueblo de Israel; aunque, a menudo, los sacerdotes son vistos únicamente como aquellos que ofrecían sacrificios.
ii. El sacrificio era parte del trabajo de un sacerdote, pero también estaban llamados a ser maestros activos de la Biblia. El «sacerdote que enseña» se ve en muchos pasajes del Antiguo Testamento. Su trabajo fue ordenado por la Ley de Moisés (Deuteronomio 33:10). Los profetas recordaron a Israel el deber del sacerdote (Malaquías 2:7).
iii. La ausencia del sacerdote que enseñaba fue notada por Dios y extrañada por su pueblo (2 Crónicas 15:3). Además, los profetas criticaron a los sacerdotes que enseñaban la Palabra de Dios movidos por la codicia (Miqueas 3:11).
iv. Los levitas, como ayudantes de los sacerdotes, fueron distribuidos por toda la tierra de Israel en ciudades apartadas para ellos por disposición divina. Esta distribución uniforme aseguraba que nadie en Israel estuviera lejos del ministerio de la Palabra de Dios. Este hecho subraya la importancia que tenía para el pueblo de Dios tener acceso continuo a la enseñanza y explicación de la Palabra de Dios.
v. Hoy día, Dios también desea dispersar ampliamente a su pueblo por todo el mundo. No busca establecer una única nación o estado cristiano donde todos los creyentes vivan juntos en una especie de dicha espiritual, invitando al mundo a unirse a ellos. Más bien, Dios anhela que los cristianos sean como sacerdotes (1 Pedro 2:5, 2:9), esparcidos por todo el mundo, para que sean mensajeros de su Palabra y ejerzan influencia en las personas para que conozcan a Jesucristo.
b. Todas las ciudades de los levitas: Quizás, también sea significativo que los sacerdotes hayan sido los últimos en recibir sus ciudades. Esto se debe a que los sacerdotes son designados para servir, no para ser servidos.
i. Las ciudades levíticas no eran exclusivamente habitadas por levitas, pero se les otorgaron propiedades en estas localidades. «Por lo tanto, es muy probable que inicialmente los levitas tuvieran simplemente el derecho de elegir, en todas las ciudades asignadas, las casas en las que residirían, dejando que los miembros de la tribu a la cual pertenecía la ciudad ocuparan las viviendas restantes». (Clarke)
ii. «Las copias de este documento podrían haber servido para llevar un registro de los levitas, asegurando así el cumplimiento de sus cruciales funciones como sacerdotes, maestros y líderes espirituales del pueblo de Israel». (Hess)
iii. «También podemos observar que los levitas no estaban completamente obligados a residir exclusivamente en estas ciudades específicas. Por ejemplo, cuando el tabernáculo estaba en Nob, tanto sacerdotes como levitas vivían allí, como se menciona en 1 Samuel 21:1, entre otros pasajes. Asimismo, cuando el culto a Dios se estableció en Jerusalén, numerosos sacerdotes y levitas residieron allí, a pesar de que no era una ciudad levítica. Esto también se observó más tarde con grupos de sacerdotes en Jericó». (Clarke)
iv. La lista de ciudades levíticas, una vez más, nos recuerda que estos lugares eran reales, no meramente una descripción de una herencia simbólica o espiritual. Cuando Dios prometió una tierra a Abraham y a sus descendientes del pacto (Génesis 13:15, 17:8), se refería a una tierra real.
B. Israel toma plena posesión de la tierra.
1. (43) La tierra pertenece a Israel, les fue entregada por Dios.
De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres, y la poseyeron y habitaron en ella.
a. De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra: Toda tribu tenía su tierra asignada. Aunque aún debían explorar cada rincón de lo que Dios les había dado y tomar posesión completa, Él había provisto todo lo necesario para que lo lograran
i. «El engaño gabaonita y los focos de resistencia que aún persisten no contradicen el hecho de que Israel salió victorioso de todos los enemigos contra los que luchó en batalla». (Madvig)
2. (44) A Israel le pertenece el descanso en la tierra, el cual le fue otorgado por Dios.
Y Jehová les dio reposo alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres; y ninguno de todos sus enemigos pudo hacerles frente, porque Jehová entregó en sus manos a todos sus enemigos.
a. Y Jehová les dio reposo alrededor: Este fue el momento en que Israel cesó de celebrar la Pascua en preparación para viajar, como se describe en Éxodo 12:11. Ahora, comerían la Pascua en un estado de reposo, como se menciona en Juan 13:23, ya que Jehová les había concedido reposo en la tierra.
3. (45) No faltó ni una palabra de Dios.
No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió.
a. No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho: Dios demostró total fidelidad en relación con la Tierra Prometida, pero Israel no lo hizo. Cualquier fracaso en la plena posesión de la tierra no se debió a una falta de provisión por parte de Dios, sino a la incapacidad de Israel para seguir completamente al Señor.
i. «Estos tres versículos (Josué 21:43-45) son como el trofeo levantado en el campo de batalla, similar al león de Maratón que los griegos colocaron en su suelo sagrado. Sin embargo, en este monumento, el único nombre inscrito es el de Jehová. Mientras que otros monumentos conmemorativos de victorias suelen glorificar a los comandantes que reclaman el mérito, la Biblia solo reconoce a un conquistador: Dios». (Maclaren)
b. Todo se cumplió: Dios ha sido completamente fiel con cada creyente y ha provisto para su crecimiento y progreso constante en la vida cristiana; pero, aunque Dios ha otorgado grandes bendiciones, no todos los creyentes las poseen individualmente.
i. «La falta de posesión de lo que Dios otorga siempre es atribuible a su pueblo y nunca es resultado de una falta de voluntad o debilidad por parte de Dios». (Morgan)
ii. «A la luz de la cruz, ¿no es cierto que el enemigo no tiene derecho a morar en la tierra? ¿No es cierto que su derecho sobre tu vida fue revocado en el Calvario? ¿No es cierto que el pecado no tiene autoridad para entrar en la vida del hijo de Dios? ¿No es cierto que Satanás carece de poder ante el Omnipotente? ¿No es cierto que, mediante su sangre y resurrección, Jesucristo se ha comprometido a destruir completamente al enemigo? ¿No es cierto que el poder del Espíritu Santo provee fuerza para resistir toda tentación, gracia para superar toda prueba y poder para vencer toda dificultad?». (Redpath)
iii. «El cielo se llenará de asombro al contemplar como Dios ha cumplido fielmente su Palabra, realizando todo lo que prometió e, incluso, más». (Meyer)
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