Salmo 48 – La Ciudad del gran Rey
El título de este salmo es Cántico. Salmo de los hijos de Coré. Estos hijos de Coré eran levitas, de la familia de Coat. Para la época de David, parece que servían en el aspecto musical de la adoración en el templo (2 Crónicas 20:19).
Matthew Poole sobre Cántico: “Esta palabra hebrea schir puede tomarse aquí no simplemente como un cántico, sino como un cántico alegre, como en Génesis 31:27; Éxodo 15:1, Salmo 33:3”.
A. La ciudad del gran Rey.
1. (1-3) El gran Rey y Su ciudad.
Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado
En la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.
Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra,
Es el monte de Sion, a los lados del norte,
La ciudad del gran Rey.
En sus palacios Dios es conocido por refugio.
a. Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado: El salmista comienza simplemente describiendo la grandeza de Dios y su dignidad para ser alabado. Él conecta esta alabanza con un lugar: Jerusalén, descrita como la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.
i. Grande es Jehová: verdaderamente es grande.
·Él es más grande: Que mayor es Dios que el hombre (Job 33:12).
·Él es más grande que todos: Porque Jehová es Dios grande, Y Rey grande sobre todos los dioses (Salmos 95:3).
·Él es la grandeza misma: Su grandeza es inescrutable (Salmo 145:3).
ii. “Cuán grande es Jehová esencialmente, nadie puede concebir; pero todos podemos ver que él es grande en la liberación de su pueblo, grande en la estima de los liberados y grande en el corazón de los enemigos a quienes esparce por sus propios temores. En lugar del loco grito de Éfeso, ‘Grande es Diana’, escuchamos el testimonio razonable, demostrable y evidente, ‘Grande es Jehová’”. (Spurgeon)
b. En su monte santo: La idea de Jerusalén como un monte santo es un contraste que invita a la reflexión con otro monte santo – el monte Sinaí. El Sinaí era tan santo que una cerca alejaba al pueblo de Dios de él, para que no murieran (Éxodo 19:12-13). El Nuevo Testamento desarrolla esta comparación y contraste entre el Monte Sinaí y el Monte de Sion (Jerusalén) en Gálatas 4:24-26 y Hebreos 12:18-24.
i. Esto nos recuerda que aunque el salmista ciertamente tenía en mente la ciudad histórica literal de Jerusalén, también se dejó llevar por la inspiración del Espíritu Santo para ver también la ciudad idealizada de Jerusalén, la ciudad de Dios, la Nueva Jerusalén (Apocalipsis 3:12 y 21:2). Los dos aspectos no se anulan; se complementan.
c. Es el monte de Sion, a los lados del norte: Los comentaristas están divididos sobre el significado de esta frase. Muchos o la mayoría piensan que describe la situación de Jerusalén principalmente en la ladera norte del monte Sión, aunque esto es controvertido. Es posible que a los lados del norte el salmista pretendiera que conectáramos la Jerusalén literal con la ciudad celestial de Dios.
i. Isaías 14:13 utiliza la frase a los lados del norte para referirse al cielo, el lugar donde Dios está entronizado. “Con un cambio de expresión eficaz, retrata a la Sión literal en términos de la celestial – la comunidad cuyo rey es Dios – identificándola con los lados del norte”. (Kidner)
d. Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra, Es el monte de Sion: Jerusalén es idealizada como elevada y como motivo de alegría para todos los pueblos. Ciertamente, la redención ahí ganada, rescata a personas de toda tribu y lengua (Apocalipsis 5:9).
e. La ciudad del gran Rey: En última instancia, esto es lo que hace que Jerusalén sea maravillosa. Hay ciudades con mejores recursos naturales y más belleza natural. Sin embargo, solo hay una ciudad del gran Rey, el Rey de reyes. Él está presente (en sus palacios) y es su defensa (Dios es conocido por refugio).
i. “Los piadosos tenían un sentimiento especial acerca de Jerusalén que se expresa de manera hermosa y sensible en este salmo. Consideraban la ciudad, la montaña y el templo como símbolos de la presencia de Dios con su pueblo”. (VanGemeren)
2. (4-7) Los turbados reyes de la tierra.
Porque he aquí los reyes de la tierra se reunieron;
Pasaron todos.
Y viéndola ellos así, se maravillaron,
Se turbaron, se apresuraron a huir.
Les tomó allí temblor;
Dolor como de mujer que da a luz.
Con viento solano
Quiebras tú las naves de Tarsis.
a. Porque he aquí los reyes de la tierra se reunieron: Con Dios, el refugio de Jerusalén (Salmo 48:3), los reyes sobre la tierra vinieron a él – sin embargo no pudieron atacar. En cambio, se maravillaron y se turbaron.
i. Y viéndola ellos puede ser demasiado débil. La NVI lo traduce: juntos avanzaron. “El esfuerzo unido de las naciones les dio confianza, mejor expresada por A.A. Anderson: ‘asaltaron furiosamente’”. (VanGemeren)
ii. Viéndola… se maravillaron, se turbaron, se apresuraron: “En hebreo, las palabras son similares al conocido informe de Julio César sobre sus victorias en la Galia: Veni, vidi, vici (‘Vine, vi, conquisté’). Solo que aquí los reyes no conquistaron; huyeron aterrorizados de la ciudad. Los verbos dicen literalmente: “Vieron [Jerusalén está implícita]; se sintieron estupefactos; se sintieron abrumados; huyeron presas del pánico”. El ritmo rápido del lenguaje captura la confusión y la aterradora huida”. (Boice)
iii. “Como se ha observado a menudo, ellos recuerdan el Veni, vidi, vici de César; pero estos reyes vinieron, vieron, fueron conquistados. No se menciona ninguna causa de la derrota. No se sacaron armas en la ciudad”. (Maclaren)
b. Les tomó allí temblor: Cuando vieron y entendieron al gran Rey que guardaba Su santa ciudad, tuvieron miedo de atacar la ciudad u ofender al Rey. Sintieron dolor como de mujer en trabajo de parto y fueron esparcidos como naves en una tormenta.
i. “Incluso así los que odian a la iglesia desaparecerán del campo; papistas, ritualistas, arrianos, escépticos, cada uno tendrá su día y pasará al limbo del olvido”. (Spurgeon)
3. (8) La ciudad afirmada del Señor.
Como lo oímos, así lo hemos visto
En la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios;
La afirmará Dios para siempre. Selah
a. Como lo oímos, así lo hemos visto: Esta es una declaración simple pero hermosa de Dios cumpliendo Sus promesas y obrando en el presente, no solo en el pasado. Debemos ser conscientes de las grandes cosas que Él ha hecho en las épocas pasadas (como lo oímos) y orar con fe para que se hagan grandes obras en nuestro propio tiempo (así lo hemos visto).
i. “Quizás tus padres te contaron acerca de tales actos especiales de Dios. A medida que aprendas a confiar en él, debes comenzar a experimentar esas bendiciones personales tú mismo, y debes poder decir: ‘Como he oído, he visto’”. (Boice)
b. En la ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios: La repetición se hace para enfatizar. Esta ciudad pertenece a Dios, es Su ciudad, la afirmará Dios para siempre.
B. Respuesta al Gran Rey.
1. (9-11) Meditar en Sus misericordias.
Nos acordamos de tu misericordia, oh Dios,
En medio de tu templo.
Conforme a tu nombre, oh Dios,
Así es tu loor hasta los fines de la tierra;
De justicia está llena tu diestra.
Se alegrará el monte de Sion;
Se gozarán las hijas de Judá
Por tus juicios.
a. Nos acordamos de tu misericordia, oh Dios: El pensamiento cambia de un enfoque en la fuerza y majestad de Dios a una consideración de Su pacto de amor (hesed, misericordia).
i. En su sermón Un tema digno de reflexión, Charles Spurgeon pensó en tres personas diferentes en la iglesia y en cómo cada una debería pensar y hablar más de la misericordia del Señor.
·“Ahora, mi querida hermana, has hablado de ese reumatismo tuyo a por lo menos cincuenta personas que han ido a verte; supón que le cuentas a tu próximo visitante acerca de la misericordia del Señor para contigo”.
·“Sí, mi querido hermano, todos sabemos que el comercio es malo, porque tú nos lo has dicho, todos los días, por no sé cuántos años. Y siempre has estado perdiendo dinero, aunque no tenías capital cuando empezaste; sin embargo, de una forma u otra, te las has arreglado para que te quede algo incluso ahora. Bueno, conocemos esa vieja historia; ¿No podrías cambiar un poco tu tono y hablar de la misericordia del Señor?”.
·“Sí, amigo mío, sé que muchas personas que profesan ser cristianas no son todo lo que profesan ser; Te he escuchado decirlo tantas veces. También dices: ‘No hay amor en la iglesia’. Bueno, por lo que podemos ver, tú no estás abarrotado de él. Dices: ‘No hay celo entre los miembros’, pero ¿tienes algo de celo para regalar a quienes lo necesiten? Ahora, de ahora en adelante, en lugar de insistir siempre en las faltas y los fracasos del pueblo de Dios, que ciertamente son lo suficientemente numerosos, pero que no han disminuido desde que hablaste tanto de ellos, ¿no sería mejor pensar y hablar de la misericordia del Señor?”.
b. En medio de tu templo: Estar en el templo llevó al salmista a considerar la misericordia de Dios. De muchas maneras, el templo mismo testificaba del amor de Dios por su pueblo.
·El amor de Dios se demostró al proporcionar un lugar para reunirse con Él.
·El amor de Dios se demostró al proporcionar incluso a las naciones un lugar para reunirse con Él.
·El amor de Dios se demostró al proporcionar un sacrificio expiatorio de un sustituto.
·El amor de Dios se demostró al ofrecer un sacrificio para dar gracias.
·El amor de Dios se demostró al proporcionarle un lugar para recibir la oración como ofrenda fragante para Él.
·El amor de Dios se demostró al proporcionar un lugar para que Él fuera entronizado entre Su pueblo.
c. Conforme a tu nombre, oh Dios, Así es tu loor hasta los fines de la tierra: El nombre de Dios está lleno de majestad y grandeza; así es su loor. Su carácter digno de alabanza se muestra en Su justicia y en sus juicios.
i. Se gozarán las hijas de Judá: “Las hijas de Judá son sus ciudades y aldeas: cf., por ejemplo, Jueces 1:27, hebreo”. (Kidner)
2. (12-14) La ciudad representa la fidelidad de Dios.
Andad alrededor de Sion, y rodeadla;
Contad sus torres.
Considerad atentamente su antemuro,
Mirad sus palacios;
Para que lo contéis a la generación venidera.
Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre;
El nos guiará aun más allá de la muerte.
a. Contad sus torres. Considerad atentamente su antemuro: El salmista nos pide que hagamos un recorrido por Jerusalén, notando sus defensas, fortalezas y palacios que reflejan la dignidad real.
b. Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre: En estos dos últimos versículos, la ciudad misma desaparece de la vista y solo vemos a Dios. Todas estas marcas de la gloria y la fuerza de Jerusalén provienen de Dios, y esto debe ser contado a la generación venidera. El mismo Dios que edifica y embellece a Jerusalén es nuestro Dios nuestro eternamente y para siempre, y nos guiará aun más allá de la muerte.
i. Podemos decir “eternamente y para siempre” acerca de Dios de una manera que no podemos decir de ninguna otra cosa. “El propietario no puede decir de sus campos, estos son míos, por los siglos de los siglos. El rey no puede decir de su corona, esta es mía por siempre jamás. Estas posesiones pronto cambiarán de amo; estos poseedores pronto se mezclarán con el polvo, e incluso las tumbas que ocuparán pueden no ser suyas por mucho tiempo”. (Burder, citado en Spurgeon)
ii. Aun más allá de la muerte: “Y después también; porque esto no debe tomarse [como] exclusivo. Él nunca nos dejará, ni nos desamparará”. (Trapp)
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