Isaías 31 – El Señor dará la victoria, no Egipto
A. La necedad de confiar en Egipto.
1. (1) Ay de aquellos que miran a Egipto, no al Señor.
¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!
a. Ay de los que descienden a Egipto por ayuda: Isaías confrontó a Judá con dos pecados: el pecado de confiar en Egipto y su poderío militar y el pecado de no mirar al Santo de Israel. Judá sentía que tenía una razón para confiar en los carros (porque son muchos). Judá sentía que había una razón para confiar en los jinetes (porque son valientes). Pero no parecían encontrar una razón para confiar en el Señor.
i. “Por supuesto, no abandonaron la fe per se. Todo el mundo vive por fe. Es parte de la condición humana. Los financieros confían en las fuerzas del mercado, los militaristas confían en las bombas, los científicos confían en las regularidades de la naturaleza. Los líderes de Jerusalén confiaban en Egipto”. (Motyer)
b. Ni buscan a Jehová: Cuánto mejor es tener el corazón del salmista en el Salmo 20:7: Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria. Y nuestra confianza debe estar solo en el Señor.
i. “El que está con un pie sobre una roca y otro pie sobre arenas movedizas, se hundirá y perecerá con tanta certeza como el que está con ambos pies sobre arenas movedizas”. (Trapp)
2. (2-3) El Señor es más poderoso que los egipcios.
Pero él también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que hacen iniquidad. Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de manera que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una.
a. Pero él también es sabio, y traerá el mal: Aunque Judá no parecía encontrar una razón para confiar en Dios, las razones estaban ahí, e Isaías los llamó a recordar las razones. Deben confiar en Dios más que en los egipcios o en sus ejércitos porque Él también es sabio, y traerá el mal… Se levantará, pues, contra la casa de los malignos.
b. Y los egipcios hombres son, y no Dios; sus caballos carne, y no espíritu: Judá también se equivocaba acerca de su confianza en Egipto. Los egipcios y sus ejércitos no eran tan poderosos como parecían ser. Todo lo que el Señor debe hacer para derribarlos, junto con todos los que confían en ellos, es extender su mano.
B. El Señor defenderá a Judá y a Jerusalén.
1. (4-5) El Señor defiende el monte de Sion.
Porque Jehová me dijo a mí de esta manera: Como el león y el cachorro de león ruge sobre la presa, y si se reúne cuadrilla de pastores contra él, no lo espantarán sus voces, ni se acobardará por el tropel de ellos; así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear sobre el monte de Sion, y sobre su collado. Como las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando, preservando y salvando.
a. Como el león ruge… así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear sobre el monte de Sion: Nuevamente, su confianza en Egipto para protegerse contra la invasión asiria era tanto tonta como innecesaria. Dios protegería el monte de Sion ya fuera que Judá confiara en Él o no.
b. Como las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén: La imagen es de una ave madre protegiendo a sus crías. Así, Dios defenderá a Jerusalén con la ferocidad de un león y también con el tierno cuidado de un pájaro. La combinación de las dos imágenes es poderosa.
i. “Como pájaros volando; que vienen de arriba y, por lo tanto, no se pueden mantener abajo; que vuelan velozmente y se comprometen con valentía y resolución cuando perciben que sus crías corren un peligro inminente”. (Poole)
ii. “El Señor de los ejércitos será fuerte como el león que gruñe sobre su presa … y será dulce, suave y gentil como una madre ave”. (Meyer)
2. (6-9) Una invitación a arrepentirse ante el Dios que los librará.
Volved a aquel contra quien se rebelaron profundamente los hijos de Israel. Porque en aquel día arrojará el hombre sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que para vosotros han hecho vuestras manos pecadoras. Entonces caerá Asiria por espada no de varón, y la consumirá espada no de hombre; y huirá de la presencia de la espada, y sus jóvenes serán tributarios. Y de miedo pasará su fortaleza, y sus príncipes, con pavor, dejarán sus banderas, dice Jehová, cuyo fuego está en Sion, y su horno en Jerusalén.
a. Volved a aquel: Debido a lo grande que es Dios, a lo terribles que son las alternativas a servirle, debemos sentirnos movidos a volver a aquel. Arrepentimiento significa volverse a Dios y alejarse de todo lo que hayamos puesto en su lugar (ídolos de plata y sus ídolos de oro – que para vosotros han hecho vuestras manos pecadoras).
b. Entonces caerá Asiria por espada no de varón: Esto se cumplió exactamente. El ejército asirio devastó casi toda la tierra de Judá y acampó en las afueras de Jerusalén, esperando conquistar la nación al derrotar a la ciudad capital. Pero 2 Reyes 19:35 describe cómo Dios simplemente envió al ángel del Señor y mató a 185.000 asirios en una noche. Cuando la gente se despertó, había 185.000 soldados asirios muertos. Fue una victoria que no tuvo nada que ver con la espada… de varón. Dios fue más que capaz de proteger a Judá y Jerusalén.
©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com