2 Samuel 24 – David y el Censo
A. David ordena que se lleve a cabo un censo
1. (1-2) David es incitado a realizar un censo.
Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese: Ve, haz un censo de Israel y de Judá. Y dijo el rey a Joab, general del ejército que estaba con él: Recorre ahora todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Beerseba, y haz un censo del pueblo, para que yo sepa el número de la gente.
a. Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David: Los traductores de la Nueva Versión King James en inglés creen que al referirse a “He” (él) en esta oración se refiere a Dios (en la versión Reina-Valera 1960 está implícito en la palabra incitó), porque lo escribieron en Mayúsculas. Sin embargo 1 de Crónicas 21:1 nos dice, Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David. La mejor explicación es que Satanás incitó al rey David y que él es el “Él” de 2 Samuel 24:1. Sin embargo Jehová lo permitió explícitamente como disciplina contra David.
i. “Ahora el ‘he’ (él) aquí, asumimos que sería el Señor. Pero como encontramos en 1 de Crónicas, capítulo uno, fue Satanás quien movió el corazón de David, para censar al pueblo. Así que Dios abrió esa puerta, y le permitió a Satanás moverse y tentar a David.” (Smith)
b. Ve, haz un censo de Israel y de Judá: Esto era peligroso debido un principio declarado en Éxodo 30:12: Cuando tomes el número de los hijos de Israel conforme a la cuenta de ellos, cada uno dará a Jehová el rescate de su persona, cuando los cuentes, para que no haya en ellos mortandad cuando los hayas contado.
i. EL principio de Éxodo 30:12 habla de la propiedad de Dios sobre su pueblo. En el pensamiento de estas culturas antiguas, un hombre solo tenía derecho a contar o a hacer un censo sobre lo que le pertenecía. Israel no le pertenecía a David. Solo Jehová tenía derecho a ordenar un censo, y si David lo hacía solo debía hacerlo por orden de Dios y recibiendo el rescate por la “expiación” de lo censado.
2. (3-4) Joab se opone al censo.
Y dijo Joab: Añada Jehová a su pueblo cien veces más, rey señor mío; ¿no son todos éstos siervos de mi señor? ¿Para qué procura mi señor esto, que será para pecado a Israel? Mas la orden del rey pudo más que Joab. Salió, por tanto, Joab, y recorrió todo Israel, y volvió a Jerusalén y dio la cuenta del número del pueblo a David.
a. Para qué procura mi señor esto: Joab no tenía miedo hablar con David cuando pensaba que éste estaba equivocado. Con el mejor interés para David y para el pueblo en mente, Joab discretamente le pidió a David reconsiderar su necio deseo de hacer un censo a la nación.
i. Joab también dio a entender el motivo detrás del censo – orgullo en David. Este esto que David deseaba era el incremento de la nación, y tal vez deseaba medir el tamaño del ejército para saber si tenía fuerza suficiente para conquistar a una nación vecina. “Lo hizo por curiosidad y por autoconfianza.” (Trapp)
ii. Así más adelante, en su reino, David fue tentado a tomar un poco de la gloria para sí mismo. Vio cómo había crecido y prosperado Israel durante su reinado – ciertamente era notable. El censo era una manera de tomar el crédito. “El espíritu de vanagloria en números había tomado posesión del pueblo y del rey, y había una tendencia a confiar en números y olvidarse de Dios.” (Morgan)
b. Mas la orden del rey pudo más que Joab: No solamente fue Joab quien trato de decirle a David que no hiciera esto – los capitanes del ejército también le advirtieron a David de no contar a los soldados en Israel. Pero David lo hizo de todas formas.
3. (5-9) Se realiza el censo.
Y pasando el Jordán acamparon en Aroer, al sur de la ciudad que está en medio del valle de Gad y junto a Jazer. Después fueron a Galaad y a la tierra baja de Hodsi; y de allí a Danjaán y a los alrededores de Sidón. Fueron luego a la fortaleza de Tiro, y a todas las ciudades de los heveos y de los cananeos, y salieron al Neguev de Judá en Beerseba. Después que hubieron recorrido toda la tierra, volvieron a Jerusalén al cabo de nueve meses y veinte días. Y Joab dio el censo del pueblo al rey; y fueron los de Israel ochocientos mil hombres fuertes que sacaban espada, y los de Judá quinientos mil hombres.
a. Después que hubieron recorrido toda la tierra: Tomó casi diez meses completar el censo. David debió haber cancelado este necio censo durante esos diez meses pero no lo hizo.
b. Y Joab dio el censo del pueblo al rey: Los resultados mostraron que había 1,300,000 hombres de guerra entre las doce tribus de Israel, reflejando un total estimado de población de alrededor de 6 millones en Israel.
i. “En el lugar paralelo, 1 de Crónicas 21:5, las sumas son bastante diferentes: En Israel un millón cien mil, en Judá cuatrocientos setenta mil. Ninguna de estas sumas es demasiado grande, pero ambas no pueden ser correctas, y es difícil decir cuál es la verdadera cantidad.” (Clarke)
ii. “Hacerlas coincidir en cada parte es trabajo perdido; es mejor reconocer en el momento lo que no puede ser negado exitosamente, que a pesar de que los escritores originales del Antiguo Testamento escribieron bajo la influencia del Espíritu Divino, aún así no se nos dice que la misma influencia descendió sobre todos los copistas de sus palabras, como para prevenirlos por completo de cometer errores.” (Clarke)
B. La culpa de David y la disciplina de Dios.
1. (10) David reconoce que ha hecho mal al hacer un censo en el pueblo.
Después que David hubo censado al pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David a Jehová: Yo he pecado gravemente por haber hecho esto; mas ahora, oh Jehová, te ruego que quites el pecado de tu siervo, porque yo he hecho muy neciamente.
a. Le pesó en su corazón: El hombre conforme al corazón de Dios no era perfecto, pero tenía un corazón sensible al pecado cuando éste era cometido. David mantenía una cuenta pequeña con Dios.
b. Te ruego que quites el pecado de tu siervo, porque yo he hecho muy neciamente: David ahora veía el orgullo y la vanagloria que brotaron de él al hacer tal necedad.
2. (11-13) Se le permite a David escoger su juicio.
Y por la mañana, cuando David se hubo levantado, vino palabra de Jehová al profeta Gad, vidente de David, diciendo: Ve y di a David: Así ha dicho Jehová: Tres cosas te ofrezco; tú escogerás una de ellas, para que yo la haga. Vino, pues, Gad a David, y se lo hizo saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿o que huyas tres meses delante de tus enemigos y que ellos te persigan? ¿o que tres días haya peste en tu tierra? Piensa ahora, y mira qué responderé al que me ha enviado.
a. Tres cosas te ofrezco: Dios usó el pecado de David para revelar el corazón y la sabiduría de éste. Su elección de las siguientes opciones era para probar a David:
Siete años de hambre: Esto ciertamente significaría la muerte para algunos en Israel, pero los ricos y los ingeniosos sobrevivirían. Israel tendría que depender de las naciones vecinas para obtener alimento.
Que huyas tres meses delante de tus enemigos: Esto significaría la muerte de algunos en Israel, pero en su mayoría solamente soldados. Israel tendría que luchar con enemigos de entre las naciones vecinas.
Que tres días haya peste en tu tierra: Esto significaría la muerte para algunos en Israel, pero cualquiera podía ser atacado por esta plaga – ricos o pobres, influyentes o anónimos, realeza o gente común y corriente.
b. Piensa ahora, y mira qué responderé al que me ha enviado: Dios quería que David usara al profeta como mediador, y que le respondiera al profeta en vez de directamente a Dios.
3. (14) David escoge los tres días de plaga.
Entonces David dijo a Gad: En grande angustia estoy; caigamos ahora en mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres.
a. Caigamos ahora en mano de Jehová: Esto significaba que David escogió los tres días de plaga. En las otras dos opciones el rey y su familia podían ser protegidos del peligro, pero David sabía que debía exponerse a la disciplina de Dios.
i. “Si hubiera escogido la guerra, su seguridad personal no estaba en peligro, porque ya había un decreto que impedía que él fuera a la batalla. Si hubiera escogido los siete años de hambre, su propia riqueza le hubiera asegurado su propio mantenimiento y el de su familia. Pero el mostró la grandeza de su mente al escoger la peste, a los estragos de la cual él y su familia fueron expuestos de la misma manera en que lo fue el más humilde de sus súbditos.” (Clarke)
b. Mas no caiga yo en manos de hombres: Esto significaba que David escogió los tres días de plaga. En las otras dos opciones, Israel estaría a la merced de las naciones vecinas (como con la hambruna) o atacado por sus enemigos. David sabía que Dios era mucho más misericordioso y lleno de gracia que el hombre.
4. (15-17) La plaga de la destrucción golpea severamente a Israel.
Y Jehová envió la peste sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres. Y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo: Basta ahora; detén tu mano. Y el ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna jebuseo. Y David dijo a Jehová, cuando vio al ángel que destruía al pueblo: Yo pequé, yo hice la maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y contra la casa de mi padre.
a. Y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres: Esta fue una gran calamidad sobre Israel – una plaga devastadora afectando a tantos en un periodo de tiempo tan corto.
b. Jehová se arrepintió de aquel mal: Esto justificaba la sabiduría de David al ponerse en manos de Dios. Él no podía confiar en que el hombre se arrepintiera del mal.
c. Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y contra la casa de mi padre: Como un verdadero pastor, David pidió que el castigo cayera sobre él y su propia casa. Teniendo otro propósito que cumplir, Dios no aceptó la oferta de David.
C. David construye un altar.
1. (18-21) David es instruido para levantar un altar a Jehová en la era de Arauna.
Y Gad vino a David aquel día, y le dijo: Sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna jebuseo. Subió David, conforme al dicho de Gad, según había mandado Jehová; y Arauna miró, y vio al rey y a sus siervos que venían hacia él. Saliendo entonces Arauna, se inclinó delante del rey, rostro a tierra. Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo? Y David respondió: Para comprar de ti la era, a fin de edificar un altar a Jehová, para que cese la mortandad del pueblo.
a. Sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna jebuseo: Aquí es donde David se encontró con el ángel de Jehová, y donde Dios se arrepintió de la plaga antes de que esta llegara a Jerusalén. Ahora Dios quería que David se encontrara con Él ahí en adoración.
i. “Las eras se encontraban generalmente en lugares altos, para poder alcanzar cada brisa; algún área al norte de la ciudad de David es indicada.” (Baldwin)
ii. La era de Arauna tenía tanto una rica historia como un rico futuro. 2 de Crónicas 3:1 nos cuenta que la era de Arauna estaba en el Monte Moriah; la misma colina sobre la cual Abraham ofreció a Isaac (Génesis 22:2), y la misma serie de colinas donde Jesús murió en la cruz (Génesis 22:14).
b. Para comprar de ti la era, a fin de edificar un altar a Jehová: David quería transformar este lugar donde la paja era separada del trigo en un lugar de sacrificio de adoración, porque esta tierra comprada por David se convirtió en el sitio del templo de Salomón (1 de Crónicas 21:28-22:5).
2. (22-24) Rechazando el regalo de Arauna, David compra la era.
Y Arauna dijo a David: Tome y ofrezca mi señor el rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para leña. Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey. Luego dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio. Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.
a. Tome y ofrezca mi señor el rey lo que bien le pareciere: Arauna tenía un buen y generoso corazón y quería darle a David todo lo que él quisiera.
i. “Si la noble oferta de Arauna hubiera sido aceptada, hubiera sido el sacrificio de Arauna, no de David; tampoco hubiera cumplido con el fin de alejar el desagrado del Altísimo.” (Clarke)
b. No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada: David sabía que no sería un regalo ni un sacrificio para Jehová sino le costaba nada. Él no buscó la manera más barata de agradar a Dios.
i. “Aquel que tiene un religión que no le cuesta nada, tiene una religión que no vale nada: tampoco ningún hombre estimará las ordenanzas de Dios, si esas ordenanzas no les cuestan nada.” (Clarke)
ii. “Donde hay verdadero, fuerte amor a Jesús, nos costará algo. El amor es la más costosa de todas las empresas. . . Pero ¿debería importarnos si por ella ganamos a Cristo? No puedes renunciar por Él sin recuperar todo a lo que has renunciado, pero purificado y transfigurado.” (Meyer)
3. (25) El altar y el sacrificio de David.
Y edificó allí David un altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y Jehová oyó las súplicas de la tierra, y cesó la plaga en Israel.
a. Y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz: Esto muestra que David entendió que la muerte de los 70,000 no expiaron su pecado ni el de Israel. La expiación solo podía llegar a través de la sangre de un substituto aprobado.
i. Los holocaustos eran para expiar el pecado; las ofrendas de paz eran para disfrutar de la comunión con Dios. Esto nos muestra desde el principio hasta el final, que la vida de David estuvo marcada por la comunión con Dios.
ii. “Finalmente vemos al hombre conforme al corazón de Dios convirtiendo la ocasión de su pecado y su castigo en una ocasión para adorar.” (Morgan)
b. y Jehová oyó las súplicas de la tierra: 1 de Crónicas 21:26 nos dice que Dios mostró su aceptación del sacrificio de David consumiéndolo con fuego del cielo. Dios honró el deseo de David de ser recto y de tener comunión con Dios respondiéndole con bendición divina del cielo. Así es siempre cuando los hijos de Dios se acercan a su Dios y Padre por purificación y comunión.
©2020 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com