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Job 19 – Respuesta de Job a Bildad: “Yo sé que mi Redentor vive”

A. Job lamenta su aflicción sin consuelo.

1. (1-6) Job se queja de que sus amigos no lo han entendido en absoluto.

Respondió entonces Job, y dijo:
¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma,
Y me moleréis con palabras?
Ya me habéis vituperado diez veces;
¿No os avergonzáis de injuriarme?
Aun siendo verdad que yo haya errado,
Sobre mí recaería mi error.
Pero si vosotros os engrandecéis contra mí,
Y contra mí alegáis mi oprobio,
Sabed ahora que Dios me ha derribado,
Y me ha envuelto en su red.

a. Hasta cuándo angustiaréis mi alma: Job le respondió a Bildad con una queja familiar, que sus amigos eran indolentes atormentadores de su alma.

i. “Lo golpeaban con sus duras palabras, como si estuvieran rompiendo piedras a la vera del camino. Debemos tener mucho cuidado con lo que decimos a los que están sufriendo aflicción y prueba, porque una palabra, aunque parezca una cosa muy pequeña, a menudo cortará mucho más profundamente y herirá mucho más terriblemente que una navaja”. (Spurgeon)

ii. Podríamos decir que muchos en la iglesia de hoy son tan poco amorosos como los amigos de Job. “La iglesia se ha vuelto muy celosa de que los hombres sean malos en la fe. Si un hombre pierde la fe, desenvainan sus espadas eclesiásticas y lo cortan. Pero él podría estar muy equivocado en el amor, y ellos no dicen nada”. (D.L. Moody)

iii. “Los amigos de Job han sido, por consentimiento general de la posteridad, consignados a la infamia sin fin. ¡Que todos los que sigan sus pasos queden igualmente inscritos en los anales de la mala fama!”. (Clarke)

b. Aun siendo verdad que yo haya errado, sobre mí recaería mi error: Job se mantenía firme en su negativa a estar de acuerdo con sus amigos en que él había causado su crisis por algún pecado notable y por su negativa a arrepentirse.

c. Sabed ahora que Dios me ha derribado, y me ha envuelto en su red: Job insistía a sus amigos que él no era una víctima culpable ante un Dios justo. Si Dios hubiera enviado o permitido esta calamidad en la vida de Job, se podría decir que Dios lo había derribado porque la calamidad no era un castigo justo por algún pecado en Job.

i. Y, por supuesto, teniendo en cuenta el aspecto emocional de este derramamiento de dolor, entendemos cómo diría Job: “Sabed ahora que Dios me ha derribado”. Tenía razones para pensar esto, y derramó sus sentimientos sinceros ante Dios y sus amigos.

ii. “En cierto sentido, el Acusador estaba actuando como la mano de Dios, porque le había dicho a Dios: ‘Pero extiende tu mano y hiere su carne’ (2:5). Y Dios había respondido: ‘Muy bien, pues, él está en tus manos” (2:6). Así que Job no estaba totalmente equivocado cuando dijo: ‘La mano de Dios me ha herido’ (19:21)”. (Smick)

2. (7-12) Job describe cómo Dios lo ha atacado.

He aquí, yo clamaré agravio, y no seré oído;
Daré voces, y no habrá juicio.
Cercó de vallado mi camino, y no pasaré;
Y sobre mis veredas puso tinieblas.
Me ha despojado de mi gloria,
Y quitado la corona de mi cabeza.
Me arruinó por todos lados, y perezco;
Y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado.
Hizo arder contra mí su furor,
Y me contó para sí entre sus enemigos.
Vinieron sus ejércitos a una, y se atrincheraron en mí,
Y acamparon en derredor de mi tienda.

a. He aquí, yo clamaré agravio, y no seré oído: Job aquí se quejó de lo que era el centro de su crisis. Job estaba acostumbrado a encontrar consuelo y algún sentido de respuesta de parte de Dios en sus pruebas anteriores. Sin embargo, cuando clamó al cielo, no escuchó respuesta.

i. “Nada es más natural y habitual que los hombres en la miseria clamen por ayuda. El gran dolor de Job era que ni Dios ni el hombre escucharían sus gemidos ni lo librarían de la red”. (Trapp)

b. Cercó de vallado mi camino, y no pasaré: Esto recuerda la queja de Job en Job 3:23, donde tristemente dijo que él era alguien a quien Dios ha encerrado.

c. Me ha despojado de mi gloria…: Con un estilo poético profundamente conmovedor, Job describió cómo sentía que Dios lo había humillado. Era como un rey sin corona, como una casa derribada y como un árbol arrancado.

d. Y me contó para sí entre sus enemigos: Aunque Job no podía comprenderlo (ni se esperaba que lo hiciera), Dios todavía lo tenía en especial favor y cuidado. Dios puso a Job en un lugar donde se esperaba que él creyera a pesar de lo que parecían ser circunstancias irrefutables y sentimientos personales.

e. Y acamparon en derredor de mi tienda: En Job 19:8-12, Job relata la progresión inversa de un antiguo asedio y la conquista de una ciudad; sin embargo, la ironía era que Job no era como una ciudad poderosa, sino solo como una tienda humilde.

i. Podemos ver el progreso inverso que empieza en Job 19:8:

·Cautiverio (Cercó de vallado mi camino, y no pasaré; y sobre mis veredas puso tinieblas).

·Destrono (Y quitado la corona de mi cabeza).

·Ser como un muro derribado (Me arruinó por todos lados).

·Ser como un árbol arrancado (Y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado).

·Que pongan un sitio a su alrededor (Vinieron sus ejércitos a una, y se atrincheraron en mí).

·Ser rodeado (Y acamparon en derredor de mi tienda).

ii. “Inviertan este orden y tendrán una descripción paso a paso de lo que sucedía en un asedio de guerra… Las tropas de Dios lo sitiaron como si Job fuera una ciudad fortificada; pero, ¡ay!, no era más que una tienda”. (Smick)

3. (13-20) Job describe los resultados amargos del ataque de Dios sobre él.

Hizo alejar de mí a mis hermanos,
Y mis conocidos como extraños se apartaron de mí.
Mis parientes se detuvieron,
Y mis conocidos se olvidaron de mí.
Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño;
Forastero fui yo a sus ojos.
Llamé a mi siervo, y no respondió;
De mi propia boca le suplicaba.
Mi aliento vino a ser extraño a mi mujer,
Aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.
Aun los muchachos me menospreciaron;
Al levantarme, hablaban contra mí.
Todos mis íntimos amigos me aborrecieron,
Y los que yo amaba se volvieron contra mí.
Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos,
Y he escapado con sólo la piel de mis dientes.

a. Hizo alejar de mí a mis hermanos: Job probablemente se refería a sus tres amigos (Elifaz, Bildad y Zofar). Alguna vez los consideró como hermanos cercanos, pero ahora sentía que lo habían abandonado y se habían vuelto contra él.

b. Llamé a mi siervo, y no respondió: Antes de su crisis, Job era un hombre rico e influyente. Sin embargo, ahora incluso sus propios sirvientes no lo obedecían ni lo respetaban.

c. Mi aliento vino a ser extraño a mi mujer, aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba: Job estaba en un estado tan miserable, tanto física como espiritualmente, que su mujer no quería tener nada que ver con él (como en Job 2:9). Los hijos a los que Job se refiere aquí deben ser nietos o aquellos que simbólicamente eran hijos de Job; parece que los diez hijos de Job murieron en un trágico accidente (Job 1:2; 1:18-19).

i. Sin embargo, Adam Clarke tenía otra sugerencia: “Pero la mención de sus hijos en este lugar puede dar a entender que aún le quedaban algunos; que pudo haber algunos más jóvenes que, no teniendo la edad adecuada para asistir a la fiesta de sus hermanos y hermanas mayores, escaparon de esa triste catástrofe”.

ii. También puede ser que Job tuviera en mente que sus hijos lo maldijeran o rechazaran del mundo del más allá; sentía que, desde su lugar en el más allá, lo consideraban repulsivo.

iii. “En cualquier sociedad nada duele más que el rechazo de la familia y los amigos, pero ¿qué podría ser peor en una sociedad patriarcal que tener hijos que ridiculicen al patriarca?” (Smick)

iv. “La corrupción de sus entrañas (además de la pestilencia de sus úlceras externas) hacía que su aliento fuera fuerte y malsano”. (Trapp)

d. Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos, y he escapado con sólo la piel de mis dientes: Job aquí se refiere a su condición demacrada y enfermiza, y cuán cerca estaba de la muerte física.

i. “Los huesos casi perforan y se muestran a través de la piel, pareciendo adherirse a la piel”. (Bullinger)

ii. Con sólo la piel de mis dientes: “No hay piel sobre los dientes, o casi nada, y, por lo tanto, Job quiere decir que no quedó casi nada de él, como la piel de sus dientes”. (Spurgeon)

iii. “La KJV hizo una traducción literal de la misma y, por lo tanto, creó un modismo en el idioma inglés para un escape de milagro (con solo la piel de mis dientes)” (Smick). Algunos piensan que Job quiso decir que solo sus encías no se vieron afectadas por su condición de enfermedad. Otros sugieren que Job fue tan torturado que se mordió la piel con los dientes o de sus propios labios en agonía.

iv. El comentarista puritano John Trapp tuvo otra idea: “Todo lo que me queda intacto es la piel de mis dientes; es decir, de mis encías, en las que están injertados mis dientes; el resto de mi cuerpo está todo cubierto de una costra… Junius da esta glosa, a Job no le quedó más que el instrumento del habla. En estos, dicen algunos, el diablo no se entrometió a propósito, como esperando que con ellos maldijera a Dios”.

B. Job proclama su confianza en Dios como redentor y juez.

1. (21-22) Job suplica compasión de sus amigos.

¡Oh, vosotros mis amigos,
tened compasión de mí, tened compasión de mí!
Porque la mano de Dios me ha tocado.
¿Por qué me perseguís como Dios,
Y ni aun de mi carne os saciáis?

a. ¡Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí!: A la luz de la elocuencia y la verdad de su queja anterior, Job llamó a sus amigos a tener compasión de él. En lugar de unirse contra él en un concierto de condena, deberían haber tenido compasión de éste que había sido tan afligido por la mano de Dios.

b. Por qué me perseguís como Dios: Job había su apelación a Dios y sentía que no había respuesta. Ahora, hacía un llamamiento a sus amigos y esperaba al menos hacer que volvieran sus corazones hacia él.

2. (23-29) La triunfante proclamación de fe de Job.

¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas!
¡Quién diese que se escribiesen en un libro;
Que con cincel de hierro y con plomo
Fuesen esculpidas en piedra para siempre!
Yo sé que mi Redentor vive,
Y al fin se levantará sobre el polvo;
Y después de deshecha esta mi piel,
En mi carne he de ver a Dios;
Al cual veré por mí mismo,
Y mis ojos lo verán, y no otro,
Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.
Mas debierais decir: ¿Por qué le perseguimos?
Ya que la raíz del asunto se halla en mí.
Temed vosotros delante de la espada;
Porque sobreviene el furor de la espada a causa de las injusticias,
Para que sepáis que hay un juicio.

a. ¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! Job parecía no tener sentido de que su propia tragedia y su drama personal serían escritas y se escribirían en un libro, y sería así para el beneficio de muchos otros a través de las generaciones venideras. ¡Sus palabras y su vida fueron escritas con cincel de hierro y con plomo… esculpidas en piedra para siempre.

b. Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo: Este es otro de los brillantes destellos de fe en el oscuro y sombrío trasfondo de crisis y sufrimiento de Job. Tal vez al considerar que las generaciones futuras ciertamente verían su vida y sus palabras, lo motivó a una proclamación triunfante de la fe.

i. La palabra traducida como Redentor es goel, presentando uno de los maravillosos conceptos del Antiguo Testamento. “El ‘Goel’ representaba a otro para defender su causa, para vengar los daños que se le hicieron, y así absolverlo de todos los cargos presentados contra él”. (Morgan)

ii. “Un redentor era un vindicador de alguien injustamente agraviado. Era un defensor de los oprimidos. Un campeón de los que sufren. Abogado de alguien acusado injustamente. Si alguna vez fueras agraviado, un redentor vendría y estaría a tu lado como tu campeón y abogado”. (Lawson)

iii. “El significado de la palabra goel (‘redentor’) es fundamental para entender este pasaje. La palabra es importante en la jurisprudencia del Antiguo Testamento. Tenía tanto un aspecto penal como civil. Como ‘vengador de sangre’, un goel tenía la responsabilidad de vengar la sangre de un pariente muerto (Números 35:12-28). No buscaba venganza sino justicia. Por el lado civil era un redentor o vindicador. Aquí tenía la responsabilidad de ‘recomprar’ y así redimir la herencia perdida de un pariente fallecido… Como tal, era el defensor o campeón de los oprimidos”. (Smick)

iv. “Cuando Job, en medio de la desolación, declaró que tenía un ‘Goel’ vivo y activo, estaba expresando una verdad profunda, la verdad de que en Dios el hombre tiene un Redentor en todo el sentido pleno de esa gran palabra. Fue una aprehensión espiritual de un hecho permanente, cuyo hecho se hizo evidente cuando Dios se manifestó en carne”. (Morgan)

v. “El parentesco de Cristo con su pueblo debe ser considerado con gran consuelo porque es voluntario. Tenemos algunos, tal vez, que están relacionados con nosotros, pero que desearían no estarlo. Muchas veces, cuando un hombre rico tiene parientes pobres, se avergüenza a medias del parentesco entre ellos, y desearía que no existiera. ¡Qué vergüenza para él por pensar así! Pero la relación de nuestro Señor Jesucristo con nosotros no es un accidente de nacimiento; fue asumido voluntariamente por él”. (Spurgeon)

vi. “Recuerden, también, que siempre se consideraba que era el deber del goel, no solo redimir por precio, sino que cuando eso fallaba, redimir por poder… Hay dos redenciones — redención por precio y redención por poder, y ambos las ha obrado Cristo por nosotros — por precio, por su sacrificio en la cruz del Calvario; y por poder, por su Espíritu Divino entrando en nuestro corazón, y renovando nuestra alma”. (Spurgeon)

c. Yo sé: Estamos impresionados con la certeza de Job. Esto era algo que él sabía; era mucho más que una esperanza y más que una conjetura.

d. Que mi Redentor: Job sabía que tenía un Redentor; alguien que lo rescatara de su crisis y desesperación y de toda acusación en su contra.

i. “Los versículos 25-27 están tan estrechamente entrelazados que no debe haber duda de que el Redentor es Dios”. (Andersen)

ii. “Job no puede entender por qué Dios ahora está actuando tan completamente fuera de lugar con lo que siempre ha creído. Debe recuperar de alguna manera su amistad con Dios por medios que superen el cálculo teológico de los amigos. Audazmente reclama a Dios como su pariente más cercano”. (Andersen)

e. Que mi Redentor vive: Job sabía que su Redentor estaba vivo, y que debido a que vivía, también podía darle vida a Job.

f. Y al fin se levantará sobre el polvo: Esto significaba que Job sabía que su Redentor era más que un concepto espiritual; era un ser viviente que podía al fin levantarse sobre el polvo. Job sabía que su Redentor vendría a consolarlo y vindicarlo, aunque hasta este punto había estado visiblemente sin el consuelo evidente de Dios.

i. “Al final del capítulo 16, Job estaba obsesionado con la idea de que alguien en el cielo lo defendería y defendería su caso. Pero aquí, en el capítulo 19, esperaba presenciar su propia vindicación en la tierra”. (Smick)

g. Y después de deshecha esta mi piel: En este punto, Job no tenía más esperanza para la preservación de su carne; sabía que su piel sería desecha (ya estaba en mal estado según Job 2:7-8).

h. En mi carne he de ver a Dios: Aunque Job esperaba que la destrucción de su piel se completara, al mismo tiempo tenía la confianza de la fe para saber que Dios no se escondería para siempre; que “en mi carne he de ver a Dios”. Este sería el momento del consuelo, la restauración y la vindicación de Job; y él tendría confianza en él incluso si solo viniera después de que la vida en esta tierra hubiera terminado.

i. “Más allá de los cielos, Job pensaba que vivía un Pariente, que veía todos sus sufrimientos y se compadecía, y que un día aparecería en la tierra para reivindicar su inocencia y vengar sus males. Se contentaba con dejarle el caso a Él, seguro de que no fallaría, como habían hecho sus amigos”. (Meyer)

ii. “Se me ha ocurrido que, posiblemente, el propio Job no haya sabido el significado completo de todo lo que dijo. Imagínense al patriarca arrinconado, acosado por sus supuestos amigos, acusado por ellos de toda clase de males hasta estar hirviendo de indignación y, al mismo tiempo, adolorido por terribles enfermedades corporales y las espantosas pérdidas que él ha sostenido; y, finalmente, estalla con esta exclamación: ‘Seré reivindicado un día; Estoy seguro de que lo seré. Sé que mi Vindicador vive. Estoy seguro de que, hay Uno que me vindicará; y si nunca limpia mi nombre y reputación mientras viva, se hará después. Tiene que haber un Dios justo, en el cielo, que me verá enderezado; y aunque los gusanos devoren mi cuerpo hasta que la última reliquia de él haya muerto, realmente creo que, de alguna manera, en las eras lejanas, seré vindicado”. (Spurgeon)

i. Al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro: Aunque brilla como un destello de fe en un fondo oscuro de desesperación, esta confianza audaz de Job frustró por completo la confianza de Satanás de que Job podría volverse en contra de Dios. Su confianza, ciega, como estaba en ese momento, estaba puesta en el hecho de que un día vería a Dios por sí mismo, una declaración poderosa y poéticamente repetida para enfatizar.

i. Anticipando el cumplimiento de todo esto, no es de extrañar que Job pudiera decir: “Aunque mi corazón desfallece dentro de mí”. Con esta maravillosa revelación y proclamación de su Redentor anticipado, claramente, aunque quizás sin saberlo, esperaba a Jesucristo y su obra como Redentor.

ii. Esto está totalmente de acuerdo con otros pasajes que se refieren a Dios como nuestro Redentor. “Y si se examinan los lugares donde Dios es llamado Goel en el Antiguo Testamento, se encontrará que todos o la mayoría de ellos pueden ser, y algunos de ellos deben ser, entendidos de Dios el Hijo, o de Cristo, como Génesis 48:16; Isaías 59:20”. (Poole)

iii. Sin embargo, también es significativo que en este pasaje donde Jesús es maravillosamente celebrado como un Redentor viviente y Vindicador y Pariente de su pueblo, también vemos la sombra del sufrimiento de Jesús. “El lenguaje de Job en el capítulo 19 está lleno de inquietantes premoniciones de la crucifixión de Cristo”. (Mason)

·[Dios] me ha envuelto en su red (Job 19:6).

·Sobre mis veredas puso tinieblas (Job 19:8).

·Me ha despojado de mi gloria (Job 19:9).

·Me arruinó por todos lados, y perezco (Job 19:10).

·Hizo arder contra mí su furor, y me contó para sí entre sus enemigos (Job 19:11).

·Hizo alejar de mí a mis hermanos (Job 19:13).

·Mis conocidos se olvidaron de mí (Job 19:14).

·Los que yo amaba se volvieron contra mí (Job 19:19).

·Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos (Job 19:20).

iv. Adam Clarke describió cómo sintió que esta notable revelación dada a Job lo cambió y le dio una actitud diferente que es evidente en el resto del Libro de Job: “No es del todo probable que Job tuviera esta confianza en algún momento antes del momento en que lo pronunció: fue entonces una revelación directa, nada de lo que había tenido antes, de lo contrario nunca habría soltado esas palabras de impaciencia e irritación que encontramos en varios de sus discursos. Y esto puede inferirse con seguridad de la consideración de que después de este momento tales palabras no escaparon de sus labios: Él lleva el resto de sus sufrimientos con gran paciencia y fortaleza; y parece esperar con firme esperanza el día en que se enjugarán todas las lágrimas de todos los rostros, y se probará plenamente que el Juez de toda la tierra ha hecho justicia”. Podríamos decir que ver a Jesús cambió a Job y lo transformó en medio de su sufrimiento.

j. Temed vosotros delante de la espada: Lleno de confianza espiritual y fe, Job advirtió a sus amigos con respecto a su propia incredulidad. Parecían creer más en Dios como un sistema de creencias que en una persona, una persona a quien Job vería y que algún día lo reivindicaría.

i. “Las palabras finales de Job, dirigidas a los amigos, suenan como una advertencia de que ellos también deben enfrentar el juicio. Desafortunadamente, estos versículos son en gran parte ininteligibles, incluido el versículo 27c, que dice ‘mis riñones terminaron en mi pecho’”. (Andersen)

ii. “Qué intrigante es que Job, aun cuando sus trágicas circunstancias han inducido en él un nuevo temor de Dios, nunca exhibe el menor temor del juicio de Dios, y en realidad está ansioso por que se lleve a cabo”. (Mason)

iii. Job no temía el juicio, porque confiaba en que los cargos en su contra eran falsos y que su Redentor lo vindicaría. Sin embargo, nuestro Redentor también nos limpia de nuestra verdadera culpa. “Hay otro pensamiento muy reconfortante – que nuestro Vindicador nos librará de los cargos verdaderos y falsos. En cuanto a los cargos falsos, ¿qué importan? Son los verdaderos los que realmente nos preocupan: ¿puede Cristo librarnos de ellos? Sí que puede”. (Spurgeon)

iv. “Ahora ha dado rienda suelta a su angustia. Se ha aferrado por todo eso a su sentido de la inocencia; y se ha elevado de su desesperación a una altura desde la cual ve, por un breve momento, ‘la tierra que está muy lejos’, la mejor orilla que se encuentra más allá de la oscura corriente de la muerte. Y luego, silencioso y exhausto, tiene que escuchar una vez más la voz del tercero de sus consejeros”. (Bradley)

©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com 

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