Números 1 – El censo de Israel
El libro de los Números podría llamarse, sin ninguna incorrección, El progreso del peregrino de Moisés. Contiene un relato completo del progreso de los peregrinos a través del desierto hasta que llegaron a la Tierra Prometida. Y, como El progreso del peregrino de Bunyan, no es solo la historia de una persona o nación, sino el retrato de la vida de todo el pueblo de Dios. (Charles Spurgeon)
A. El libro de Números: En el desierto.
1. (1) Dios le habla a Moisés en el desierto de Sinaí.
Hablo Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí, en el tabernáculo de reunión, en el día primero del mes segundo, en el segundo año de su salida de la tierra de Egipto, diciendo […].
a. En el segundo año de su salida de la tierra de Egipto: Como se registra en el libro del Éxodo, Dios rescató milagrosamente a Israel de su larga esclavitud en Egipto. Atravesaron el mar Rojo y vieron a Dios proveer durante la travesía en el desierto. Luego Israel llegó al monte Sinaí, donde Dios se le apareció de una manera espectacular. En el monte Sinaí, Moisés subió para encontrarse con Dios y recibir la ley. En el monte Sinaí, el pueblo de Israel también honró una imagen idólatra de un becerro de oro y luego fue corregido por el Señor.
i. Acampado en el monte Sinaí, Israel construyó un tabernáculo de reunión como centro de adoración y sacrificio. Establecieron un sacerdocio y recibieron el plan de Dios para los sacerdotes y la nación en general en Levítico. Al final de Levítico, habían estado fuera de Egipto durante aproximadamente un año.
ii. La parte principal del libro de Éxodo cubre aproximadamente un año y Levítico solo un mes, pero la historia del libro de Números cubre más de 38 años.
iii. «Los colocó en circunstancias que desarrollaron y revelaron su carácter. Ese es el significado de los cuarenta años en el desierto. No fueron años en los que Dios se apartó del pueblo y no quiso tener nada que ver con ellos. Cada año fue necesario para enseñar una lección y revelar una verdad». (Morgan)
iv. En el día primero del mes segundo: «Como el tabernáculo fue erigido el primer día del primer mes, en el segundo año después de su salida de Egipto, (Éxodo 40:17), y esta reunión del pueblo se hizo el primer día del segundo mes del mismo año, es evidente que todos los sucesos relacionados en el libro anterior deben haber tenido lugar en el espacio de un mes, y durante el tiempo que los israelitas estuvieron acampando en el monte Sinaí, antes de que comenzaran su viaje a la Tierra Prometida». (Clarke)
b. Hablo Jehová a Moisés: El libro de Números se enfoca, principalmente, en los caminos de Dios. En el desierto, uno puede tener la tentación de elaborar cientos de esquemas y planes diferentes para seguir adelante, pero solo el camino de Dios realmente funciona. El libro de Números nos habla del camino de Dios. La idea de que habló Jehová a Moisés se repite más de 150 veces y en más de 20 formas diferentes en Números.
i. El desierto nunca estuvo predestinado a ser el destino de Israel. La intención de Dios era llevarlos a la Tierra Prometida de Canaán. El desierto fue pensado como un lugar temporal, un lugar para moverse a través de él, no para vivir en él.
ii. «La palabra hebrea traducida como desierto (midbar) se refiere a un lugar para conducir rebaños. No es un desierto completamente árido, sino que contiene un poco de vegetación y algunos árboles. La lluvia en esas áreas es demasiado ligera, unas pocas pulgadas por año, como para apoyar el cultivo». (Wenham)
c. En el desierto de Sinaí: El título hebreo de este libro nos da una idea del tema de Números. En hebreo, este libro se titula En el desierto, en lugar de Números. El libro de Números trata sobre el pueblo de Dios en el desierto: ¿Cómo llegaron allí? ¿Cómo los trató Dios? ¿Cómo los sacó del desierto en su camino a la Tierra Prometida?
i. «El tema del libro de Números es el viaje a la Tierra Prometida de Canaán. Sus primeros diez capítulos, que cubren apenas cincuenta días, describen cómo Moisés organizó a Israel para la marcha desde el Sinaí hasta la Tierra Prometida». (Wenham)
ii. «La frase “desierto de Sinaí” ubica el censo en las regiones escarpadas de la península de Sinaí. La ubicación precisa del campamento de los israelitas cerca del monte Sinaí (monte Horeb), el monte de Dios, se ha debatido al menos desde el siglo IV d.C.». (Cole)
d. En el segundo año de su salida de la tierra de Egipto: El libro de Números nos da una gran visión: ¿Adónde nos lleva Dios? ¿Qué se necesita para llegar allí? ¿Qué cualidades internas debe desarrollar Dios en nosotros y exigirnos a lo largo del camino? Israel tuvo que ser transformado de un pueblo dominado por cientos de años de esclavitud a un pueblo apto para la Tierra Prometida.
i. Hay una gran diferencia entre la gente esclava y las personas que Dios estaba preparando para entrar a la Tierra Prometida. Israel emergió de Egipto como un pueblo esclavo, básicamente no apto para la Tierra Prometida. Números cuenta parte de la historia de cómo Dios los transformó en gente de la Tierra Prometida.
ii. «Así los israelitas habían sido esclavos en la tierra de Gosén; sus tareas les eran asignadas y sus capataces los obligaban a obedecer. Sus dificultades habían sido grandes, su esclavitud cruel, pero habían sido libres de la necesidad de pensar y organizar. Habiendo escapado de su capataz, imaginaban que la libertad significaba dejar de ser gobernados. Se les había enseñado en su año de campamento bajo la sombra del monte que tenían que someterse a la ley y les resultaba molesto, y estaban descontentos. Este descontento resultó de la falta de perfecta confianza en Dios». (Morgan)
2. (2-3) El mandato de realizar un censo.
Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel por sus familias, por las casas de sus padres, con la cuenta de los nombres, todos los varones por sus cabezas. De veinte años arriba, todos los que pueden salir a la guerra en Israel, los contaréis tú y Aarón por sus ejércitos.
a. Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel: Cuando Moisés se reunió con el Señor en el tabernáculo (versículo 1), Dios le ordenó que hiciera un censo, pero que contara solo a todos los que pueden salir a la guerra en Israel.
i. Fue Jetro, el suegro de Moisés, quien sugirió que Israel se organizara por sus miles, sus centenas, sus cincuentenas y sus decenas (Éxodo 18:21). Con esta organización en marcha, el censo no sería difícil.
ii. Un mes antes de esto, los israelitas fueron contados por motivos de impuestos (el dinero para el tabernáculo [Éxodo 38:26]). Ahora eran contados nuevamente con el propósito de organizar y contar un ejército.
b. Por sus familias, por las casas de sus padres: Dios quería que el recuento fuera hecho por sus familias, porque la fuerza de Israel se determinaba al observar la fuerza de las familias individuales.
c. De veinte años arriba: Los hombres de guerra se contabilizaban a partir de los veinte años, lo que demuestra que se necesita cierta cantidad de tiempo y madurez para poder luchar bien. También es interesante que no se declare un límite superior de edad, aunque puede estar implícito.
i. «Se podría desear un reclutamiento divino, un mandato, impuesto a todos en la juventud, de estar listos en un día y una hora determinados para tomar la espada del Espíritu». (Watson)
d. Los contaréis tú y Aarón por sus ejércitos: Este era un censo militar para ver quién podía luchar por Israel para tomar la Tierra Prometida. Este fue el primer paso hacia la victoria, un inventario para comprender los recursos que tenían para conquistar Canaán.
i. Aunque la Tierra Prometida había sido mencionada durante el viaje desde Egipto hasta este punto, la atención se centró en llegar al monte Sinaí y recibir la ley. Eso fue solo el comienzo; ahora, el enfoque se centraba en tomar la Tierra Prometida y reconocer que sería una batalla, y necesitaban saber cuántos soldados estaban disponibles para esta batalla.
ii. La realización de este censo tendría un gran efecto en la nación. Cuando se hizo el recuento, todas las familias supieron que se estaban haciendo preparativos para la guerra.
e. Por sus ejércitos: La orden de contar a los soldados potenciales no implicaba que Israel tomaría la tierra debido a fuerzas superiores, ni a la valentía de estos hombres. Recibirían la Tierra Prometida de la mano de Dios. Sin embargo, aun así tenían que luchar y saber con lo que contaban para entrar en batalla.
i. «La historia de la conquista de Canaán no es la del despojo de pueblos débiles por uno más fuerte para poseer un territorio. Es la de la purificación de una tierra para que se plantara en ella un pueblo del cual vendría la bendición a todas las naciones». (Morgan)
ii. Los contaréis tú y Aarón por sus ejércitos: «El término saba (ejércitos) se usa generalmente en el contexto de las fuerzas militares y en la denominación divina YHWH seba ot, la cual es a menudo traducida como “Yahveh de los ejércitos”». (Cole)
iii. Israel tenía que pelear una guerra literal, física, en el mundo material. Como creyentes, no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra enemigos espirituales (Efesios 6:10-12). Podemos fracasar en la batalla espiritual si no hacemos un inventario honesto sobre dónde estamos espiritualmente. Podemos sobrestimar o subestimar nuestra fuerza y recursos espirituales. Este censo de los soldados de Israel les dio una imagen clara de su fuerza actual.
B. Israel hace inventario: El censo de Números 1.
1. (4-16) Los jefes de las tribus.
Y estará con vosotros un varón de cada tribu, cada uno jefe de la casa de sus padres. Estos son los nombres de los varones que estarán con vosotros: De la tribu de Rubén, Elisur hijo de Sedeur; De Simeón, Selumiel hijo de Zurisadai; De Judá, Naasón hijo de Aminadab; De Isacar, Natanael hijo de Zuar; De Zabulón, Eliab hijo de Helón; De los hijos de José: de Efraín, Elisama hijo de Amiud; de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur; De Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni; De Dan, Ahiezer hijo de Amisadai; De Aser, Pagiel hijo de Ocrán; De Gad, Eliasaf hijo de Deuel; De Neftalí, Ahira hijo de Enán; Estos eran los nombrados de entre la congregación, príncipes de las tribus de sus padres, capitanes de los millares de Israel.
a. Un varón de cada tribu, cada uno jefe de la casa de sus padres: Israel se organizó de acuerdo con las tribus que descendían de los doce hijos originales de Jacob, cuyo nombre después Dios le cambió por Israel. Cada una de estas doce tribus designó a un hombre que era el jefe de la casa de sus padres, que debía estar con Moisés y representar a toda su tribu.
i. En cierto sentido, esta es una forma representativa de gobierno: cada jefe de la casa de sus padres era, esencialmente, el gobernador o cacique de la tribu.
b. De la tribu de Rubén […] De Simeón: Se mencionan doce tribus, pero no la tribu de Leví. Sin embargo, el número doce se mantiene porque del hijo de Jacob, José, se establecieron dos tribus (Efraín y Manasés).
i. Este era un censo militar, y la ausencia de la tribu de Leví entre los soldados potenciales es importante y se explicará más adelante en el capítulo.
ii. Naasón: Este era el jefe de la casa de Judá y se menciona en la genealogía de Jesús (Mateo 1:4)
c. Estos eran los nombrados de entre la congregación: Es posible que el jefe de la casa de sus padres de cada tribu fuera elegido (nombrado) por los miembros de la tribu.
d. Estos son los nombres de los varones: Algunos encuentran interés en los nombres de estos líderes tribales y su posible significado (como Cole y Wenham). En general, los nombres tienen un significado espiritual revelador y positivo, y dicen algo bueno sobre la vida espiritual de la comunidad israelita que salió de Egipto. Estos son nombres hebreos, nombres de creyentes; no, nombres egipcios. La mayoría de los nombres hacen referencia a Dios (Elohim).
·De la tribu de Rubén, Elisur, cuyo nombre puede significar ‘Mi Dios es una roca‘.
·De la tribu de Simeón, Selumiel, cuyo nombre puede significar ‘Mi paz es Dios‘.
·De la tribu de Judá, Naasón, cuyo nombre puede significar ‘Mi pueblo es noble‘.
·De la tribu de Isacar, Natanael, cuyo nombre puede significar ‘Don de Dios‘.
·De la tribu de Zabulón, Eliab, cuyo nombre puede significar ‘Mi Dios es Padre‘.
·De la tribu de Efraín, Elisama, cuyo nombre puede significar ‘Mi Dios escucha‘. Este hombre fue el abuelo de Josué (1 Crónicas 7:26-27).
·De la tribu de Manasés, Gamaliel, cuyo nombre puede significar ‘Recompensa de Dios‘.
·De la tribu de Benjamín, Abidán, cuyo nombre puede significar ‘Mi padre es juez‘.
·De la tribu de Dan, Ahiezer, cuyo nombre puede significar ‘Mi hermano es un ayudador‘.
·De la tribu de Aser, Pagiel, cuyo nombre puede significar ‘Encontrado por Dios‘.
·De la tribu de Gad, Eliasaf, cuyo nombre puede significar ‘Mi Dios ha añadido, multiplicado‘.
·De la tribu de Neftalí, Ahira, cuyo nombre puede significar ‘Mi hermano es malvado‘.
i. «Son todos excelentes nombres y muy significativos, pues mediante ellos se testifica a la posteridad que no olvidaron el nombre de su Dios cuando estuvieron en el horno de hierro». (Trapp)
2. (17-19) La asamblea de los líderes.
Tomaron, pues, Moisés y Aarón a estos varones que fueron designados por sus nombres, y reunieron a toda la congregación en el día primero del mes segundo, y fueron agrupados por familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres por cabeza, de veinte años arriba. Como Jehová lo había mandado a Moisés, los contó en el desierto de Sinaí.
a. Reunieron a toda la congregación en el día primero del mes segundo: Esta gran asamblea de los líderes tribales ocurrió trece meses después de que Israel saliera de Egipto.
b. Fueron agrupados por familias: Los líderes de cada tribu fueron responsables de contar a los soldados potenciales de su tribu. Luego, se reunieron para informarle a Moisés.
i. Fueron agrupados por familias: El concepto de ascendencia y de familias era importante para los antiguos israelitas, pues llevaban cuidadosamente los registros genealógicos. Hablando espiritualmente, podemos recitar nuestra ascendencia: nacidos de nuevo en la familia de Dios.
c. Por cabeza: Cada individuo era importante para Dios. Esto no era solo el ensamblaje de un número final, sino una mención específica de cada individuo.
i. La guía de Dios a Israel se centró tanto en el individuo como en la comunidad. Ambos aspectos fueron importantes y siguen siendo importantes en la actualidad. Tomamos en serio la preocupación de Dios tanto por el individuo como por el colectivo.
ii. «Bajo el Nuevo Pacto hay una distribución de la gracia para cada uno, una investidura de cada uno según su fe con poderes espirituales […]. [Sin embargo], la comisión que cada uno recibe no es ser un ente independiente en la guerra divina, sino ocupar el lugar que le corresponde en las filas; y ese lugar debe encontrarlo». (Watson)
C. El recuento de las tribus.
1. (20-21) La tribu de Rubén: 46 500 soldados potenciales.
De los hijos de Rubén, primogénito de Israel, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres por cabeza, todos los varones de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; los contados de la tribu de Rubén fueron cuarenta y seis mil quinientos.
a. Los contados de la tribu de Rubén fueron cuarenta y seis mil quinientos: Para muchos, este parece un número demasiado grande, y algunas personas se preguntan si estos números son exactos y literales.
i. Si se estima que este recuento de los hombres para la guerra representa el 70 % de la población masculina total, se agrega un número igual de mujeres y, luego, otro 25 % de niños, la población total de Israel estaría entre dos y dos punto cinco millones de personas.
ii. «Este tremendo número, así como las cuantiosas cifras ofrecidas a cada una de las tribus, ha planteado el mayor dilema para los intérpretes bíblicos desde la Edad Media. Muchos comentaristas modernos descartan estos números por considerarlos hiperbólicos o ficticios, mientras que otros proporcionan una breve historia de interpretación. Se han ofrecido numerosas sugerencias para comprender estas increíbles sumas». (Cole)
iii. Cole y Allen mencionan varias formas diferentes en las que se han entendido estos números:
·Las cifras del censo son literales y precisas.
·Las cifras del censo son literales y precisas, pero tomadas de la época de David y Salomón y agregadas a la historia de Israel.
·Los números se han desentrañado como formas de gematría: interpretación de las palabras a partir del valor numérico de las letras hebreas.
·Las cifras del censo se malinterpretan porque la palabra «miles» (elep) puede significar un número diferente o tener una interpretación distinta.
·Las cifras del censo son simbólicas.
·Las cifras del censo son exageraciones deliberadas y con un propósito.
·Las cifras del censo han sufrido de corrupción textual. Las cifras originales eran mucho más bajas, pero copistas posteriores las agrandaron accidental o intencionadamente. Esta última idea no está respaldada por ningún manuscrito existente.
iv. Si bien somos conscientes de las objeciones, es mejor confiar en el simple testimonio del registro bíblico. Seguramente, Dios podría proveer para tal multitud en el desierto. Las discrepancias ocasionales con respecto al registro de estos números, probablemente, se deben a errores de los escribas.
b. Cuarenta y seis mil quinientos: Lo más probable es que estos números estén todos redondeados a la centena más cercana (excepto, por alguna razón desconocida, en el caso de la tribu de Gad).
2. (22-23) La tribu de Simeón: 59 300 soldados disponibles.
De los hijos de Simeón, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, fueron contados conforme a la cuenta de los nombres por cabeza, todos los varones de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; los contados de la tribu de Simeón fueron cincuenta y nueve mil trescientos.
3. (24-25) La tribu de Gad: 45 650 soldados disponibles.
De los hijos de Gad, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; los contados de la tribu de Gad fueron cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta.
4. (26-27) La tribu de Judá: 74 600 soldados disponibles.
De los hijos de Judá, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; los contados de la tribu de Judá fueron setenta y cuatro mil seiscientos.
5. (28-29) La tribu de Isacar: 54 400 soldados disponibles.
De los hijos de Isacar, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; los contados de la tribu de Isacar fueron cincuenta y cuatro mil cuatrocientos.
6. (30-31) La tribu de Zabulón: 57 400 soldados disponibles.
De los hijos de Zabulón, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; los contados de la tribu de Zabulón fueron cincuenta y siete mil cuatrocientos.
7. (32-33) La tribu de Efraín: 40 500 soldados disponibles.
De los hijos de José; de los hijos de Efraín, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; los contados de la tribu de Efraín fueron cuarenta mil quinientos.
8. (34-35) La tribu de Manasés: 32 200 soldados disponibles.
Y de los hijos de Manasés, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; los contados de la tribu de Manasés fueron treinta y dos mil doscientos.
9. (36-37) La tribu de Benjamín: 35 400 soldados disponibles.
De los hijos de Benjamín, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; los contados de la tribu de Benjamín fueron treinta y cinco mil cuatrocientos.
10. (38-39) La tribu de Dan: 62 700 soldados disponibles.
De los hijos de Dan, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; los contados de la tribu de Dan fueron sesenta y dos mil setecientos.
11. (40-41) La tribu de Aser: 41 500 soldados disponibles.
De los hijos de Aser, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; los contados de la tribu de Aser fueron cuarenta y un mil quinientos.
12. (42-43) La tribu de Neftalí: 53 400 soldados disponibles.
De los hijos de Neftalí, por su descendencia, por sus familias, según las casas de sus padres, conforme a la cuenta de los nombres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra; los contados de la tribu de Neftalí fueron cincuenta y tres mil cuatrocientos.
13. (44-46) Resumen de las tribus: 603 550 soldados disponibles en Israel.
Estos fueron los contados, los cuales contaron Moisés y Aarón, con los príncipes de Israel, doce varones, uno por cada casa de sus padres. Y todos los contados de los hijos de Israel por las casas de sus padres, de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra en Israel, fueron todos los contados seiscientos tres mil quinientos cincuenta.
a. Todos los que podían salir a la guerra en Israel, fueron todos los contados seiscientos tres mil quinientos cincuenta: Este censo se repitió 38 años después, al final del libro de Números. El número total de soldados disponibles en el segundo censo fue casi el mismo, solo hubo una pérdida de unos dos mil. Pero el recuento de las tribus individuales cambió significativamente, y hay un significado en lo que le sucedió a cada tribu durante esos críticos 38 años.
b. Y todos los contados de los hijos de Israel por las casas de sus padres: En este primer censo, Manasés era la tribu más pequeña y Judá la más grande. Había dos tribus con una cifra de alrededor de 30 mil personas; tres de alrededor de 40 mil; cuatro sobre los 50 mil; una sobre los 60 mil y una sobre los 70 mil.
c. Fueron todos los contados seiscientos tres mil quinientos cincuenta: Sobre la base de que los soldados disponibles eran 603 550, algunos estiman que la población total de Israel en ese momento era de entre dos millones y dos millones y medio de personas, contando mujeres, niños y otras personas incapacitadas para luchar.
i. «¡Qué asombroso aumento!, desde las setenta almas que descendieron a Egipto (Génesis 46:27), unos 215 años antes, donde posteriormente habían soportado las mayores penurias. Pero la promesa de Dios no falla (Génesis 15:5). ¿Quién puede resistirse a su voluntad y hacer fracasar su consejo?». (Clarke)
ii. En su comentario, Adam Clarke tiene una sección extensa en la que cita a Scheuchzer y Reyher y muestra cómo la asombrosa multiplicación de Israel en Egipto fue matemáticamente posible durante cuatro generaciones.
14. (47-54) El caso especial de la tribu de Leví.
Pero los levitas, según la tribu de sus padres, no fueron contados entre ellos; porque habló Jehová a Moisés, diciendo: solamente no contarás la tribu de Leví, ni tomarás la cuenta de ellos entre los hijos de Israel, sino que pondrás a los levitas en el tabernáculo del testimonio, y sobre todos sus utensilios, y sobre todas las cosas que le pertenecen; ellos llevarán el tabernáculo y todos sus enseres, y ellos servirán en él, y acamparán alrededor del tabernáculo. Y cuando el tabernáculo haya de trasladarse, los levitas lo desarmarán, y cuando el tabernáculo haya de detenerse, los levitas lo armarán; y el extraño que se acercaré morirá. Los hijos de Israel acamparán cada uno en su campamento, y cada uno junto a su bandera, por sus ejércitos; pero los levitas acamparán alrededor del tabernáculo del testimonio, para que no haya ira sobre la congregación de los hijos de Israel; y los levitas tendrán la guarda del tabernáculo del testimonio. E hicieron los hijos de Israel conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés; así lo hicieron.
a. Pero los levitas […] no fueron contados entre ellos: Debido a que este era un censo de soldados potenciales, la tribu de Leví no fue contada. Solo ellos entre las tribus de Israel no iban a la guerra, porque tenían una responsabilidad especial ante Dios al estar encargados de los deberes sacerdotales de Israel.
b. Solamente no contarás la tribu de Leví: También debemos ver que, como en el caso de Leví, hay algunas cosas que no pueden o —no deben— contarse. Israel tuvo que darse cuenta de que algunas de las cosas más importantes no se pueden contar.
i. Hacer un inventario está bien; incluso es un primer paso necesario para organizarse para la victoria y aferrarse a las promesas de Dios. Pero siempre debe hacerse con el entendimiento de que algunos de los factores importantes —como lo fueron los levitas en Israel— no pueden contarse. Ningún inventario humano está totalmente completo y Dios siempre obra poderosamente a través de cosas que no se pueden contar.
c. Los hijos de Israel acamparán cada uno en su campamento, y cada uno junto a su bandera: Cuando Israel acampó alrededor del tabernáculo, fueron ordenados de acuerdo con el plan que Dios reveló en Números 2. El lugar de cada campamento estaría marcado por una bandera.
i. Junto a su bandera: «… cada persona alineándose según la división tribal o bandera (degel). El rabino Rashi sugirió una bandera de color de acuerdo con el color de la piedra en el pectoral del sumo sacerdote (Éxodo 28:17-21)».
d. Los levitas acamparán alrededor del tabernáculo: En la disposición del campamento de las tribus de Israel, los levitas eran los que estaban alrededor del tabernáculo. Cualquiera de las otras tribus de Israel tenía que pasar por el campamento de los levitas para llegar al tabernáculo.
i. Acamparán alrededor del tabernáculo: «Como los seres vivientes (los ministros) están entre los veinticuatro ancianos, la congregación de los fieles y el trono (Apocalipsis 4:4)». (Trapp)
e. E hicieron los hijos de Israel conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés; así lo hicieron: Contar, o hacer un inventario, es un paso esencial en la organización y el avance. Al prepararse para entrar en la Tierra Prometida, Israel tuvo que organizarse. Dios es un Dios organizado y se mueve a través de la organización, incluso cuando esa organización no se ve fácilmente. Por lo tanto, era esencial que Israel hiciera un inventario y contara cuántos hombres estaban listos para luchar.
i. Dios cuenta las cosas. Cuenta las estrellas y tiene un nombre para cada una (Salmo 147:4; Isaías 40:26). Dios, incluso, cuenta y conoce la cantidad de cabellos de la cabeza humana (Mateo 10:30).
ii. «El que cuenta las estrellas y las llama a todas por sus nombres, no deja nada de lo que está a su servicio desordenado». (Spurgeon)
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