Números 18 – Leyes relativas a sacerdotes y levitas
A. Responsabilidades de los sacerdotes y los levitas.
1. (1) Los sacerdotes son responsables del santuario y el sacerdocio.
Jehová dijo a Aarón: Tú y tus hijos, y la casa de tu padre contigo, llevaréis el pecado del santuario; y tú y tus hijos contigo llevaréis el pecado de vuestro sacerdocio.
a. Tú y tus hijos, y la casa de tu padre contigo: Los sacerdotes – es decir, Aarón, sus hijos y sus descendientes – llevaréis el pecado del santuario y el sacerdocio. Eran responsables ante Dios.
b. Llevaréis el pecado: Este es el otro lado de la prerrogativa de Aarón como el sacerdote escogido de Dios, como se demuestra con el brote de la vara en Números 17. Moisés tenía autoridad de Dios; pero también tenía responsabilidad.
i. Dios nunca da autoridad sin responsabilidad; las dos siempre van juntas. Si Dios le da a alguien el liderazgo y espera que otros se sometan a él en su orden, Dios también tiene una responsabilidad especial para esa persona.
2. (2-7) Los levitas son los ayudantes elegidos por Dios para los sacerdotes en su ministerio en el altar y el tabernáculo.
Y a tus hermanos también, la tribu de Leví, la tribu de tu padre, haz que se acerquen a ti y se junten contigo, y te servirán; y tú y tus hijos contigo serviréis delante del tabernáculo del testimonio. Y guardarán lo que tú órdenes, y el cargo de todo el tabernáculo; mas no se acercaran a los utensilios santos ni al altar, para que no mueran ellos y vosotros. Se juntarán, pues, contigo, y tendrán el cargo del tabernáculo de reunión en todo el servicio del tabernáculo; ningún extraño se ha de acercar a vosotros. Y tendréis el cuidado del santuario, y el cuidado del altar, para que no venga más la ira sobre los hijos de Israel. Porque he aquí, yo he tomado a vuestros hermanos los levitas de entre los hijos de Israel, dados a vosotros en don de Jehová, para que sirvan en el ministerio del tabernáculo de reunión. Mas tú y tus hijos contigo guardaréis en vuestro sacerdocio en todo lo relacionado con el altar, y del velo adentro, y ministraréis. Yo os he dado en don el servicio de vuestro sacerdocio; y el extraño que se acercare, morirá.
a. A tus hermanos también, la tribu de Leví: Aarón mismo era de la tribu de Leví. Si bien solo él y sus descendientes recibieron el sacerdocio, toda la tribu de Leví tenía un llamado especial para ayudar a Aarón y a los sacerdotes.
b. Haz que se acerquen a ti y se junten contigo, y te servirán: Los levitas eran las personas de apoyo para el ministerio de los sacerdotes. No ocupaban una posición destacada, pero eran importantes para su servicio entre bastidores.
c. Mas no se acercarán a los utensilios santos ni al altar: A los levitas no se les permitía hacer lo que hacían los sacerdotes. De la misma manera, el Nuevo Testamento dice que todos somos “partes” diferentes del cuerpo, cada una con dones y llamamientos particulares (1 Corintios 12:4-7).
B. Los privilegios de los sacerdotes y los levitas.
1. (8-20) El primogénito y las porciones consagradas pertenecen al sacerdote.
Dijo más Jehová a Aarón: He aquí yo te he dado también el cuidado de mis ofrendas; todas las cosas consagradas de los hijos de Israel te he dado por razón de la unción, y a tus hijos, por estatuto perpetuo. Esto será tuyo de la ofrenda de las cosas santas, reservadas del fuego; toda ofrenda de ellos, todo presente suyo, y toda expiación por el pecado de ellos, y toda expiación por la culpa de ellos, que me han de presentar, será cosa muy santa para ti y para tus hijos. En el santuario la comerás; todo varón comerá de ella; cosa santa será para ti. Esto también será tuyo: la ofrenda elevada de sus dones, y todas las ofrendas mecidas de los hijos de Israel, he dado a ti y a tus hijos y a tus hijas contigo, por estatuto perpetuo; todo limpio en tu casa comerá de ellas. De aceite, de mosto y de trigo, todo lo más escogido, las primicias de ello, que presentarán a Jehová, para ti las he dado. Las primicias de todas las cosas de la tierra de ellos, las cuales traerán a Jehová, serán tuyas; todo limpio en tu casa comerá de ellas. Todo lo consagrado por voto en Israel será tuyo. Todo lo que abre matriz, de toda carne que ofrecerán a Jehová, así de hombres como de animales, será tuyo; pero harás que se redima el primogénito del hombre; también harás redimir el primogénito del animal inmundo. De un mes harás efectuar el rescate de ellos, conforme a tu estimación, por el precio de cinco siclos, conforme al siclo del santuario, que es de veinte geras. Mas el primogénito de vaca, el primogénito de oveja y el primogénito de cabra, no redimirás; santificados son; la sangre de ellos rociaras sobre el altar, y quemarás la grosura de ellos, ofrenda encendida en olor grato a Jehová. Y la carne de ellos será tuya; como el pecho de la ofrenda mecida y como la espaldilla derecha, será tuya. Todas las ofrendas elevadas de las cosas santas, que los hijos de Israel ofrecieren a Jehová, las he dado para ti, y para tus hijos y para tus hijos contigo, por estatuto perpetuo; pacto de sal perpetuo es delante de Jehová para ti y para tu descendencia contigo. Y Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel.
a. He aquí yo te he dado también el cuidado de mis ofrendas: Las ofrendas eran traídas a Dios como parte de la ofrenda de paz (Éxodo 29:28, Levítico 7:14), una ofrenda de consagración nazarea (Números 6:20), y acción de gracias (Números 15:19-21). En la ofrenda alzada, una parte escogida del animal (el pecho o el muslo) se agitaba o mecía delante del Señor.
i. Posteriormente, esa porción selecta de la carne era para el sacerdote y su familia y se consideraba sagrada – por lo que tenía que comerse en el lugar santo.
b. Toda ofrenda de ellos: El sacerdote también recibía porciones de todo presente suyo y expiación por el pecado y toda expiación por la culpa; regalos de aceite, mosto, y trigo, de las ofrendas de las primicias. Así era como se mantenía el sacerdocio en Israel.
c. Todo lo que abre matriz; de toda carne: Cuando el primogénito era llevado al tabernáculo, ya fuera para ser dado o redimido con dinero, también pertenecía al sacerdote.
d. Las he dado para ti, y para tus hijos y para tus hijas contigo, por estatuto perpetuo: Todos estos pertenecían a los sacerdotes, y era de vital importancia que los hijos de Israel cumplieran con su obligación de traer estas cosas – Dios lo llama pacto de sal perpetuo.
i. La sal habla de pureza, conservación y de gasto. Entonces, un pacto de sal es un pacto puro (la sal permanece como un compuesto químico puro), un pacto de sal es un pacto duradero (la sal hace que las cosas se conserven y duren), y un pacto de sal es un pacto valioso (la sal era cara).
ii. Spurgeon comenta sobre el pacto de sal: “Con lo cual se quiso decir que era un pacto inmutable e incorruptible, que perduraría como la sal hace que una cosa perdure, de modo que no sea susceptible de pudrirse o corromperse.”
iii. Según la costumbre, se establecía un vínculo de amistad mediante el consumo de sal. Se decía que una vez que comías la sal de un hombre, eras su amigo de por vida.
e. De la tierra de ellos no tendrás heredad: Aunque los sacerdotes tenían derecho a recibir mucho, también eran privados de la heredad de la tierra (de la tierra de ellos no tendrás heredad); no se les dio una porción permanente de tierra, porque Dios dijo que: Yo soy tu parte y tu heredad.
i. ¡Qué lugar tan precioso, decir “¡El Señor es mi porción!” Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; Tú sustentas mi suerte (Salmos 16:5). Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre (Salmos 73:26). Clamé a ti, oh Jehová: Dije: Tú eres mi esperanza, y mi porción en la tierra de los vivientes (Salmos 142:5).
ii. Cuando Dios es nuestra porción, Él es nuestra herencia – nuestra esperanza, en quien confiamos para nuestro futuro. Estamos satisfechos en él. Dado que todos somos un sacerdocio real (1 Pedro 2:9), todos tenemos al Señor como nuestra porción.
2. (21-24) Diezmos dados a los Levitas.
Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión. Y no se acercarán más los hijos de Israel al tabernáculo de reunión, para que no lleven pecado por el cual mueran. Mas los levitas harán el servicio del tabernáculo de reunión, y ellos llevarán su iniquidad; estatuto perpetuo para vuestros descendientes; y no poseerán heredad entre los hijos de Israel. Porque a los levitas he dado por heredad los diezmos de los hijos de Israel, que ofrecerán a Jehová en ofrenda; por lo cual les he dicho: Entre los hijos de Israel no poseerán heredad.
a. Yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel: Dios ordenó que los diezmos (una ofrenda del diez por ciento de los ingresos) se dieran a los levitas para su sustento. Los diezmos pertenecen a Dios (Él dice Yo he dado, por lo que son suyos para dar), pero Él se los da a los levitas.
i. Cuando un israelita no estaba dando su diezmo, no estaba robando al levita – aunque el dinero terminaba con ellos. Le estaban robando a Dios (Malaquías 3:8-10), porque Dios recibía el diezmo del dador y se lo daba al levita.
ii. Algunos hoy piensan que el diezmo, ya que era para sostener a los levitas (que eran, en cierto sentido, trabajadores del gobierno en el antiguo Israel), está cubierto por los impuestos del gobierno de hoy, y que el libre albedrío mencionado en el Antiguo Testamento responde al Énfasis del Nuevo Testamento en dar. Podemos decir que el Nuevo Testamento en ninguna parte ordena específicamente el diezmo, pero ciertamente habla de él en una luz positiva si se hace con un corazón correcto (Lucas 11:42).
iii. También es importante comprender que el diezmo no es un principio que dependa de la ley mosaica; como explica Hebreos 7:5-9, el diezmo era practicado y honrado por Dios antes de la ley de Moisés.
iv. De lo que habla el Nuevo Testamento con gran claridad es del principio de dar; que las ofrendas deben ser regulares, planificadas, proporcionales y privadas (1 Corintios 16:1-4); que deben ser generosas, dadas libremente y con alegría (2 Corintios 9).
v. Dado que el Nuevo Testamento no enfatiza el diezmo, uno podría no ser estricto con él en el caso de los cristianos (aunque algunos cristianos argumentan en contra del diezmo basándose en su propio egoísmo); pero dado que dar debe ser proporcional, deberíamos estar dando algún porcentaje – y el diez por ciento es un buen punto de referencia – ¡y un punto de partida! Para algunos, dar el diez por ciento no es siquiera suficiente; para otros, en su momento actual, el cinco por ciento puede ser un gran paso de fe.
vi. Si nuestra pregunta es: “¿Cuánto es lo más poco que puedo dar y aun así agradar a Dios?” nuestro corazón no está en el lugar correcto en absoluto. Deberíamos tener la actitud de algunos de los primeros cristianos, que esencialmente dijeron: “No estamos bajo la ley del diezmo – ¡podemos dar más!”. Dar y administrar las finanzas es un asunto espiritual, no solo financiero (Lucas 16:11).
b. Por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio: Los diezmos también eran dados por Dios como pago a los levitas, no como dádivas. Debido a que los levitas se habían dedicado al servicio de Dios, el pueblo de Dios y las cosas de Dios, era correcto que Dios los mantuviera – a través de los diezmos de los hijos de Israel.
i. Por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio significa que los levitas tenían el “derecho” de esperar ser sostenidos a través del diezmo. Pablo presenta el mismo principio para los ministros del evangelio en el Nuevo Testamento (1 Corintios 9:7-14); sin embargo, también muestra que cuando es mejor para el evangelio, el derecho debe ser cedido voluntariamente para la gloria de Dios (1 Corintios 9:15).
ii. Sin embargo, una vez cada tres años, el diezmo se recolectaba y se distribuía no solo a los levitas, sino también a los pobres y necesitados de Israel (Deuteronomio 14:28-29).
c. Los levitas harán el servicio del tabernáculo de reunión, y ellos llevarán su iniquidad: Esto muestra que los levitas también tenían una responsabilidad especial. Si iban a ser sostenidos a través del diezmo, tenían que hacer el trabajo y hacerlo con diligencia.
i. Probablemente hay pocas cosas peores que una persona apoyada por las ofrendas del pueblo de Dios que es perezoso en su trabajo; si un hombre roba a su patrón con su pereza, cuánto más un ministro del evangelio.
d. Entre los hijos de Israel no poseerán heredad: Al igual que con los sacerdotes, era un intercambio. Los levitas no tenían lo mejor de ambos mundos; no tenían una herencia personal de tierra como la tenían las otras tribus.
i. Aquellos que son apoyados por la ofrenda del pueblo de Dios deben esperar que no tendrán lo mejor de ambos mundos; no serán ricos en esta vida, aunque deberían sentirse cómodos. Está mal que la congregación mantenga al pastor “humilde” a través de la pobreza, y es igualmente incorrecto que el pastor esté usando las ofrendas del pueblo de Dios para vivir por encima del pueblo de Dios.
3. (25-32) El diezmo de los levitas a los sacerdotes.
Y hablo Jehová a Moisés, diciendo: Así hablarás a los levitas, y les dirás: Cuando toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de los diezmos. Y se os contará vuestra ofrenda como grano de la era, y como producto del lagar. Así ofreceréis también vosotros ofrenda a Jehová de todos vuestros diezmos que recibáis de los hijos de Israel; y daréis de ellos la ofrenda de Jehová al sacerdote Aarón. De todos vuestros dones ofreceréis toda ofrenda a Jehová; de todo lo mejor de ellos ofreceréis la porción que ha de ser consagrada. Y les dirás: Cuando ofreciereis lo mejor de ellos, será contado a los levitas como producto de la era, y como producto del lagar. Y lo comeréis en cualquier lugar, vosotros y vuestras familias; pues es vuestra remuneración por vuestro ministerio en el tabernáculo de reunión. Y no llevaréis pecado por ello, cuando hubiereis ofrecido la mejor parte de él; y no contaminaréis las cosas santas de los hijos de Israel, y no moriréis.
a. El diezmo de los diezmos: Los levitas mismos no estaban exentos del diezmo. También debían dar una décima parte (y lo mejor de ellos dado como un diezmo) como ofrenda a Jehová, y el Señor se lo daba a los sacerdotes.
i. Era importante que los levitas también aprendieran a ser dadores; el hecho de que recibieran el apoyo de las ofrendas del pueblo de Dios no significaba que no tuvieran que dar. Todos necesitamos aprender a ser dadores, porque Dios es un dador y estamos siendo transformados a la imagen de Jesús.
b. De todos vuestros dones ofreceréis toda ofrenda a Jehová: No se nos dice si los sacerdotes debían diezmar de lo que recibían; probablemente no lo hacían – porque lo que pertenecía a los sacerdotes se consideraba sagrado y no debía ser utilizado por otros fuera de las familias sacerdotales.
i. Este capítulo muestra claramente que la obligación del israelita de dar era mucho más que el diezmo (dar el diez por ciento); El israelita también tenía que dar las primicias (Números 18:12) de todos sus productos y el primogénito (Números 18:15) de sus rebaños y vacas, porciones de cada uno que iban a los sacerdotes y / o levitas.
ii. Los primogénitos y las primicias eran donaciones “arriesgadas”; Es posible que su tierra no produzca mucho más, y que su vaca o su oveja no vuelvan a parir; sin embargo, la primicia aun así pertenecía a Dios y era entregada a los sacerdotes. Dios prometió bendecir esta entrega de primicias y primogénitos en la fe: Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto (Proverbios 3:9-10).
iii. Este no era el final de las ofrendas requeridas por Israel; También se les dijo que dejaran una parte de sus campos sin cosechar para que los pobres pudieran comer de esas porciones (Levítico 19:9-10), se requería un sacrificio de Pascua de cada familia cada año (Éxodo 12:43-47), en ocasiones se requirió un impuesto para el templo (Nehemías 10:32-33) o un tributo especial (Números 32:28-29).
iv. Es difícil estimar exactamente a cuánto ascendían las primicias y las obligaciones del primogénito; diferiría de una familia a otra. Pero la entrega real requerida de Israel era mucho más del diez por ciento (el diezmo).
v. Algunos dicen que Deuteronomio 12:6 habla de otro diez por ciento dado (a veces llamado el “diezmo de la fiesta”), pero en contexto, Deuteronomio 12 solo habla de dónde traer el diezmo, no ordena que se traiga uno adicional; otros han dicho que Deuteronomio 14:28-29 habla de otro diezmo (a veces llamado el “diezmo pobre”) que se debe traer cada tres años, pero ya que habla del diezmo, y ya que también va para el levita y no solo para el pobre, es mejor entender que esto no es un diezmo adicional, sino un mandato de que una vez cada tres años el diezmo también esté disponible para los pobres, no solo para el levita.
vi. Además de las ofrendas requeridas, a Israel se le pedía que hiciera ofrendas voluntarias: Este capítulo habla de sacrificios dados voluntariamente, de los cuales la ofrenda elevada iba a los sacerdotes (Números 18:9-11).
vii. Este no era el final de las donaciones voluntarias de Israel; también se les pedía que dieran para proyectos especiales (como la construcción del tabernáculo, Éxodo 35:4-9) y donaciones voluntarias para los pobres.
©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com