Números 23 – La profecía de Balaam
A. La primera profecía.
1. (1-3) Sacrificio y preparación.
Y Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros. Balac hizo como le dijo Balaam; y ofrecieron Balac y Balaam un becerro y un carnero en cada altar. Y Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; quizá Jehová me vendrá al encuentro, y cualquier cosa que me mostrare, te avisaré. Y se fue a un monte descubierto.
2. (4-6) Dios se encuentra con Balaam y lo envía de regreso a Balac.
Y vino Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo: Siete altares he ordenado, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero. Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. Y volvió a él, y he aquí estaba él junto a su holocausto, él y todos los príncipes de Moab.
a. Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam: Podríamos sorprendernos de que Dios hablara a través de alguien tan obviamente malvado como Balaam. Pero esto nos muestra que los dones espirituales no equivalen a madurez espiritual o santidad de vida. Dios habló a través de un burro en el capítulo anterior y ahora hablaba a través de un burro más grande.
b. Y volvió a él, y he aquí estaba él junto a su holocausto, él y todos los príncipes de Moab: Cuando Balaam volvió, Balac y todos los príncipes de Moab estaban listos. Estaban listos para saber lo que su dinero les compró de Balaam.
3. (7-10) La palabra de Dios a Balac a través de Balaam.
Y él tomó su parábola, y dijo: De Aram me trajo Balac, rey de Moab, de los montes del oriente; ven, maldíceme a Jacob, y ven, execra a Israel. ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado? Porque de la cumbre de las peñas lo veré, y desde los collados lo miraré; He aquí un pueblo que habitará confiado, y no será contado entre las naciones. ¿Quién contará el polvo de Jacob, o el número de la cuarta parte de Israel? Muera yo la muerte de los rectos, y mi postrimería sea como la suya.
a. Ven, maldíceme a Jacob, y ven, execra a Israel: Dios sabía exactamente lo que Balac quería. Quería una maldición espiritual sobre Israel para que pudieran ser derrotados en batalla.
b. ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldije?: Sin embargo, ni Balaam ni cualquier otro profeta podrían maldecir a Israel si Dios no los había maldecido. Por lo tanto, el dinero de Balac fue desperdiciado.
c. ¿Quién contará el polvo de Jacob, o el número de la cuarta parte de Israel?: En cambio, a través de Balaam Dios prometió bendecir a Israel haciéndolos una nación singular y bendiciéndolos con gran tamaño.
d. Muera yo la muerte de los rectos, y mi postrimería sea como la suya: Balaam concluyo su parábola (otra palabra para profecía) con este anhelo. Balaam era uno de los muchos que anhelan morir la muerte de los rectos, pero que no desean vivir la vida de los justos. Las dos van juntas.
4. (11-12) La decepción de Balac.
Entonces Balac dijo a Balam: ¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis enemigos, y he aquí has proferido bendiciones. Él respondió y dijo: ¿No cuidaré de decir lo que Jehová ponga en mi boca?
a. ¿Qué me has hecho? El rey de Moab estaba comprensiblemente perturbado. Pagó un buen dinero por un resultado en particular, y sucedió lo contrario.
b. ¿No cuidaré de decir lo que Jehová ponga en mi boca? Quizás Balaam también estaba desilusionado. No es difícil sentir una nota de tristeza en esta respuesta suya. Después de todo, quería complacer a su patrón.
B. La segunda profecía.
1. (13-17) Preparación antes de la profecía.
Y dijo Balac: Te ruego que vengas conmigo a otro lugar desde el cual los veas; solamente los más cercanos verás, y no los verás todos; y desde allí me los maldecirás. Y lo llevó al campo de Zofim, a la cumbre de Pisga, y edificó siete altares, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar. Entonces él dijo a Balac: Ponte aquí junto a tu holocausto, y yo iré a encontrar a Dios allí. Y Jehová salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. Y vino a él, y he aquí que él estaba junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab; y le dijo Balac: ¿Qué ha dicho Jehová?
2. (18-24) La segunda palabra de Dios a Balac a través de Balaam.
Entonces él tomó su parábola, y dijo: Balac, levántate y oye; escucha mis palabras, hijo de Zipor: Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; Él dio bendición y no podré revocarla. No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel. Jehová su Dios está con él, y júbilo de rey en él. Dios los ha sacado de Egipto; Tiene fuerzas como de búfalo. Porque contra Jacob no hay agüero, ni adivinación contra Israel. Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel: ¡Lo que ha hecho Dios! He aquí el pueblo que como león se levantará, y como león se erguirá; No se echará hasta que devore la presa, y beba la sangre de los muertos.
a. Balac, levántate y oye: En este mensaje, Dios reprendió a Balac, y le enseñó acerca de la naturaleza Divina, que Él no es hombre, que Él no miente ni cambia de opinión, que Él siempre cumple su palabra, y que Él tiene toda la fuerza.
b. No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel: Dios también enseñó a Balac sobre el pueblo de Dios, Israel. Les enseñó que eran benditos, que caminaban en pureza, que Dios estaba con Israel, que los había sacado de Egipto, que los había protegido contra toda hechicería y adivinación, y que Él los guiaría hasta la victoria.
c. Tiene fuerzas como de búfalo: La frase búfalo (Números 23:22 y 24:8) se traduce como “unicornio” en la KJV. La palabra hebrea aquí (reem) aparece nueve veces en el Antiguo Testamento. La idea detrás de la palabra hebrea es un cuerno o un cuerno poderoso. Algunos piensan que se refiere a un rinoceronte, otros a un buey salvaje o una cabra fuerte. No está fuera de discusión que un unicornio se podría tener en mente.
3. (25-26) La decepción de Balac.
Entonces Balac dijo a Balaam: Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas. Balaam respondió y dijo a Balac: ¿No te he dicho que todo lo que Jehová me diga, eso tengo que hacer?
a. Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas: Balac estaba muy frustrado y esencialmente dijo: “Si no puedes maldecirlos, ¡al menos no vayas y los bendigas!”.
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