Números 35 – Ciudades levíticas, ciudades de refugio
A. Designación de las ciudades levíticas.
1. (1-3) El mandato de proveer ciudades y ejidos para los levitas.
Habló Jehová a Moisés en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó, diciendo: Manda a los hijos de Israel que den a los levitas, de la posesión de su heredad, ciudades en que habiten; también daréis a los levitas los ejidos de esas ciudades alrededor de ellas. Y tendrán ellos las ciudades para habitar, y los ejidos de ellas serán para sus animales, para sus ganados y para todas sus bestias.
a. Manda a los hijos de Israel que den a los levitas… ciudades en que habiten: La tribu de Leví no tenía “estado” o “provincia” dentro de Israel. Su heredad sería solo Jehová: Y Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel (Números 18:20).
b. Tendrán ellos las ciudades para habitar: Sin embargo, los levitas tenían que vivir en algún lugar. Dios ordenó que cada tribu diera ciudades a los levitas, para que los levitas fueran esparcidos por toda la nación.
c. Y los ejidos de ellas: A los levitas se les iba a dar más que solo las ciudades; alrededor de cada ciudad, se les darían ejidos – tierra adecuada para el pastoreo de sus animales y para la agricultura a pequeña escala.
2. (4-5) Medir el ejido alrededor de cada ciudad.
Y los ejidos de las ciudades que daréis a los levitas serán mil codos alrededor, desde el muro de la ciudad para afuera. Luego mediréis fuera de la ciudad al lado del oriente dos mil codos, al lado del sur dos mil codos, al lado del occidente dos mil codos, y al lado del norte dos mil codos, y la ciudad estará en medio; esto tendrán por los ejidos de las ciudades.
3. (6-8) El número de ciudades levíticas y su distribución.
Y de las ciudades que daréis a los levitas, seis ciudades serán de refugio, las cuales daréis para que el homicida se refugie allá; y además de éstas daréis cuarenta y dos ciudades. Todas las ciudades que daréis a los levitas serán cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos. Y en cuanto a las ciudades que diereis de la heredad de los hijos de Israel, del que tiene mucho tomaréis mucho, y del que tiene poco tomaréis poco; cada uno dará de sus ciudades a los levitas según la posesión que heredará.
a. De las ciudades que daréis a los levitas: Habría un total de 48 ciudades levíticas; seis ciudades de refugio y 42 ciudades adicionales.
b. Del que tiene mucho tomaréis mucho, y del que tiene poco tomaréis poco: Las ciudades debían ser distribuidas proporcionalmente a través de la nación, de modo que donde había poblaciones más grandes y áreas de tierra más grandes, habría más ciudades levíticas, para que nadie en Israel estuviera lejos de una ciudad de refugio.
c. Según la posesión que heredará: Esto refleja el deseo de Dios de distribuir equitativamente a los levitas – quienes iban a ser los israelitas más espiritualmente enfocados – los ministros de tiempo completo, por así decirlo – uniformemente a través de Israel, para que su influencia pudiera distribuirse por toda la nación.
i. Esto muestra la sabiduría de Dios al no hacer un estado levítico al que otros tendrían que ir. Dios tenía la intención de que estos ministros salieran y estuvieran entre el pueblo, para influenciarlos para el Señor.
ii. De la misma manera, Dios no tiene la intención de que haya un país o estado cristiano donde todos los cristianos vivan juntos en la bienaventuranza espiritual y simplemente le digan al mundo: “Ven y únete a nosotros si quieres”. En cambio, Dios quiere que los cristianos sean esparcidos por todo el mundo, influenciando a las personas para Jesucristo.
B. Ciudades de refugio.
1. (9-12) El propósito de las ciudades de refugio.
Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado al otro lado del Jordán a la tierra de Canaán, os señalaréis ciudades, ciudades de refugio tendréis, donde huya el homicida que hiriere a alguno de muerte sin intención. Y os serán aquellas ciudades para refugiarse del vengador, y no morirá el homicida hasta que entre en juicio delante de la congregación.
a. Donde huya el homicida que hiriere a alguno de muerte sin intención: En la cultura antigua de Israel, no se dejaba enteramente en manos del gobierno vengar un asesinato. Cada familia extendida tenía un vengador reconocido que se aseguraría de que quien asesinara a un miembro de la familia también fuera asesinado.
i. Esta práctica se basaba en una comprensión correcta de Génesis 9:6: El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.
b. Que hiriere a alguno de muerte sin intención: Esto, si se entendiera y aplicara correctamente, podría ser un disuasivo efectivo para asesinar y no una mala institución. Sin embargo, el sistema tenía una debilidad fatal: ¿Qué pasa si una muerte era accidental, pero difícil de probar que fue accidental?
i. Podemos imaginarnos la situación fácilmente: dos hombres trabajan juntos, talando árboles, cuando un hombre blande un hacha y la cabeza del hacha sale volando, golpeando al otro hombre en la cabeza y matándolo instantáneamente. El hombre sobreviviente tendría buenas razones para creer que el vengador de la sangre de la familia del muerto lo rastrearía y lo mataría, creyendo que la muerte fue un asesinato.
ii. Por lo tanto, tal hombre podía huir a una ciudad de refugio – una ciudad levítica designada, donde podía permanecer, a salvo del vengador de la sangre, hasta que se resolviera el problema, y pudiera salir de la ciudad de refugio a salvo.
2. (13-14) La ubicación de las ciudades de refugio.
De las ciudades, pues, que daréis, tendréis seis ciudades de refugio. Tres ciudades daréis a este lado del Jordán, y tres ciudades daréis en la tierra de Canaán, las cuales serán ciudades de refugio.
a. Tendréis seis ciudades de refugio: Debía haber seis ciudades de refugio, con tres a cada lado del río Jordán. Cada una de las tres ciudades a cada lado se colocaría como norte, centro y sur.
i. Josué 20:7-8 registra la elección real de las ciudades. Cumplieron perfectamente el plan de ser repartidas uniformemente. Deuteronomio 19:3 también nos dice que se debían construir y mantener caminos adecuados para estas ciudades de refugio. Una ciudad de refugio no era buena para el asesino si no podía llegar allí rápidamente.
b. Las cuáles serán ciudades de refugio: Esto significaba que las ciudades estaban cerca de todos; nadie estaba muy lejos de una ciudad de refugio. Obviamente, esto era importante cuando el vengador de la sangre te perseguía.
3. (15) Las personas elegibles para protección en las ciudades de refugio.
Estas seis ciudades serán de refugio para los hijos de Israel, y para el extranjero y el que more entre ellos, para que huya allá cualquiera que hiriere de muerte a otro sin intención.
a. Para que huya allá cualquier que hiriere de muerte a otro sin intención: Cualquiera – un extranjero o un ciudadano de Israel – cualquiera que necesitara encontrar protección en las ciudades de refugio podía hacerlo. Su protección no se limitaba a los hijos de Israel.
4. (16-21) Cómo juzgar si una muerte fue verdaderamente asesinato.
Si con instrumento de hierro lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá. Y si con piedra en la mano, que pueda dar muerte, lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá. Y si con instrumento de palo en la mano, que pueda dar muerte, lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá. El vengador de la sangre, él dará muerte al homicida; cuando lo encontrare, él lo matará. Y si por odio lo empujó, o echó sobre él alguna cosa por asechanzas, y muere; o por enemistad lo hirió con su mano, y murió, el heridor morirá; es homicida; el vengador de la sangre matará al homicida cuando lo encontrare.
a. Homicida es; el homicida morirá: Significativamente, la biblia hace una clara distinción entre matar y asesinar. Todo asesinato es matar; pero no todo matar es asesinato. La sociedad necesita leyes para establecer los principios que deciden que una muerte es un asesinato desafortunado o un asesinato real.
b. Si con instrumento de hierro lo hiriere: El asesinato podría juzgarse según el arma utilizada; si era un instrumento de hierro (probable para matar), o si era una piedra o un instrumento de palo en la mano, que pueda dar muerte, entonces el asesino podía ser declarado culpable de asesinato.
c. Si por odio lo empujó, o echó sobre él alguna cosa por asechanzas, y muere: También podría juzgarse el asesinato discerniendo el estado de ánimo y la presencia de premeditación en el homicida. Si el asesinato ocurre por asechanzas o sí el asesino llega en enemistad, se puede juzgar como asesinato.
5. (22-24) Cómo juzgar si una muerte fue verdaderamente homicidio involuntario.
Mas si casualmente lo empujó sin enemistades, o echó sobre él cualquier instrumento sin asechanzas, o bien, sin verlo hizo caer sobre él alguna piedra que pudo matarlo, y muriere, y él no era su enemigo, ni procuraba su mal; entonces la congregación juzgará entre el que causó la muerte y el vengador de la sangre conforme a estas leyes;
a. Mas si casualmente lo empujó sin enemistades: Si hubo ausencia de intento homicida, o ausencia de premeditación, o si la muerte fue claramente accidental, entonces el hombre no era culpable de asesinato y no podía ser entregado al vengador de sangre.
b. Entonces la congregación juzgará entre el que causó la muerte y el vengador de la sangre conforme a estas leyes: Ambos lados de la historia tenían que ser tomados en cuenta. El juicio no debía hacerse simplemente sobre la base de la historia de un lado.
6. (25-28) Si se determina que el asesino es inocente de asesinato.
Y la congregación librará al homicida de mano del vengador de la sangre, y la congregación lo hará volver a su ciudad de refugio, en la cual se había refugiado; y morará en ella hasta que muera el sumo sacerdote, el cual fue ungido con el aceite santo. Mas si el homicida saliere fuera de los límites de su ciudad de refugio, en la cual se refugió, y el vengador de la sangre le hallare fuera del límite de la ciudad de su refugio, y el vengador de la sangre matare al homicida, no se le culpará por ello; pues en su ciudad de refugio deberá aquél habitar hasta que muera el sumo sacerdote; y después que haya muerto el sumo sacerdote, el homicida volverá a la tierra de su posesión.
a. Y la congregación librará al homicida de mano del vengador de la sangre: Habiendo sido juzgado inocente de asesinato, el homicida podría vivir en paz y seguridad – pero solo dentro de los muros de la ciudad de refugio.
i. Significativamente, alguien que mataba a otro, pero era inocente de asesinato, aun así tenía su vida profundamente afectada. Tenían que mudarse de su ciudad, y probablemente su familia también, y tenían que vivir el resto de sus vidas en esa ciudad de refugio. La tragedia también afectaba su vida.
b. Morará en ella hasta que muera el sumo sacerdote: Lo único que podía liberar al hombre de la ciudad de refugio era la muerte del sumo sacerdote; a la muerte del sumo sacerdote, el vengador de sangre ya no tenía ningún derecho sobre el hombre en la ciudad de refugio.
c. Mas si el homicida saliere fuera de los límites de su ciudad de refugio, en la cual se refugió: Hasta el tiempo de la muerte del sumo sacerdote, si el hombre que buscaba protección en la ciudad de refugio vagaba fuera de los muros de la ciudad, era juego justo para el vengador de la sangre – solo dentro de su lugar de refugio estaba a salvo.
7. Las ciudades de refugio como imagen de Jesús.
a. La biblia aplica en más de una ocasión esta imagen de la ciudad de refugio al creyente que encuentra refugio en Dios:
i. Salmos 46:1, dice Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Más de otras 15 veces, los Salmos hablan de Dios como nuestro refugio.
ii. Hebreos 6:18 dice, Para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. ¡Podemos huir a Jesús en busca de refugio!
b. Tanto Jesús como las ciudades de refugio están al alcance de la mano del necesitado; no servían de nada a menos que alguien pudiera llegar al lugar de refugio.
c. Tanto Jesús como las ciudades de refugio están abiertas a todos, no solo al israelita; nadie debe temer que se les rechace su lugar de refugio en su momento de necesidad.
d. Tanto Jesús como las ciudades de refugio se convirtieron en un lugar donde viviría el necesitado; no venías a una ciudad de refugio en tiempo de necesidad solo para mirar alrededor.
e. Tanto Jesús como las ciudades de refugio son la única alternativa para el necesitado; sin esta protección específica, serán destruidos.
f. Tanto Jesús como las ciudades de refugio brindan protección solo dentro de sus límites; salir significaba la muerte.
g. Tanto con Jesús como con las ciudades de refugio, la libertad plena viene con la muerte del Sumo Sacerdote.
h. Una distinción crucial: las ciudades de refugio solo ayudaban a los inocentes; los culpables pueden venir a Jesús y encontrar refugio.
C. Leyes con respecto al asesinato.
1. (29-30) Se requieren dos testigos antes del castigo por asesinato.
Estas cosas os serán por ordenanza de derecho por vuestras edades, en todas vuestras habitaciones. Cualquiera que diere muerte a alguno, por dicho de testigos morirá el homicida; mas un solo testigo no hará fe contra una persona para que muera.
a. Un solo testigo no hará fe contra una persona para que muera: Un testigo nunca era suficiente para condenar a muerte a un asesino. Además, los testigos tenían que estar tan seguros, que uno de ellos debía estar dispuesto a iniciar la ejecución real – “tirar la primera piedra” (Deuteronomio 17:6-7).
i. Esto pone en perspectiva las palabras de Jesús con respecto a la mujer sorprendida en adulterio en Juan 8: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella (Juan 8:7). Jesús pidió que el testigo oficial diera un paso adelante y dejara constancia de haber presenciado este acto de adulterio, sin embargo, se mostraría lo suficientemente hipócrita como para llevar a juicio a la mujer, pero no al hombre.
b. Un solo testigo no hará fe: Podemos consolarnos pensando que nunca juzgaríamos a alguien culpable de asesinato tan rápido, sin las pruebas adecuadas; pero con qué frecuencia asesinamos la reputación de alguien en nuestra propia mente o en la mente de otros sin testigos, y mucho menos uno.
i. Dios se interesa por el asesinato de la reputación, así como por el asesinato físico, y ordena: Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos (1 Timoteo 5:19) – ¡el mismo estándar que para probar el asesinato!
ii. Recuerden que 1 Timoteo 5:19 no dice “excepto con dos o tres chismes”; dice sino con dos o tres testigos. Si un asunto es falso, no se vuelve verdadero porque muchas personas lo escuchen o muchas personas lo repitan.
2. (31-32) La vida de un asesino no puede ser rescatada.
Y no tomaréis precio por la vida del homicida, porque está condenado a muerte; indefectiblemente morirá. Ni tampoco tomaréis precio del que huyó a su ciudad de refugio, para que vuelva a vivir en su tierra, hasta que muera el sumo sacerdote.
a. No tomaréis precio por la vida del homicida: Si alguien era culpable de asesinato, no podía hacer restitución monetaria en lugar de su vida. El principio de Génesis 9:6 permanece: El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.
b. Tampoco tomaréis precio del que huyó a su ciudad de refugio: Esto refleja un principio importante; es decir, que el dinero no puede reemplazar a la justicia. A veces, una recompensa monetaria satisface la justicia (como en Éxodo 22:4, por ejemplo); pero otras veces no lo hace ni debe ser usada como reemplazo de la justicia.
3. (33-34) La urgencia de llevar a los asesinos ante la justicia.
Y no contaminaréis la tierra donde estuviereis; porque esta sangre amancillará la tierra, y la tierra no será expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino por la sangre del que la derramó. No contaminéis, pues, la tierra donde habitáis, en medio de la cual yo habito; porque yo Jehová habito en medio de los hijos de Israel.
a. Porque esta sangre amancillará la tierra, y la tierra no será expiada: Los asesinatos sin juzgar contaminan a una nación. Cuando los asesinos no son llevados ante la justicia, hay una mancha en una nación que solo el severo juicio de Dios puede limpiar.
b. Sino por la sangre del que la derramó: La forma de evitar esta contaminación es juzgar y ejecutar a los homicidas – y la tierra no será expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino por la sangre del que la derramó (Números 35:33).
i. Se puede decir que por la mancha de tantos asesinatos impunes, los Estados Unidos de América es una tierra profanada. En todo el país, muchos son asesinados en muchas circunstancias y pocos son llevados ante la justicia. La sangre de los muertos clama delante de Dios.
©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com