Números 32 – Las tribus que se establecen al este del Jordán
A. La petición de las tribus de Rubén y Gad.
1. (1-5) La solicitud de establecerse en el lado este del río Jordán.
Los hijos de Rubén y los hijos de Gad tenían una muy inmensa muchedumbre de ganado; y vieron la tierra de Jazer y de Galaad, y les pareció el país lugar de ganado. Vinieron, pues, los hijos de Gad y los hijos de Rubén, y hablaron a Moisés y al sacerdote Eleazar, y a los príncipes de la congregación, diciendo: Atarot, Dibón, Jazer, Nimra, Hesbón, Eleale, Sebam, Nebo y Beón, la tierra que Jehová hirió delante de la congregación de Israel, es tierra de ganado, y tus siervos tienen ganado. Por tanto, dijeron, si hallamos gracia en tus ojos, dese esta tierra a tus siervos en heredad, y no nos hagas pasar el Jordán.
a. Si hallamos gracia en tus ojos, dese esta tierra a tus siervos en heredad: Israel había conquistado a los moabitas y madianitas, y las tierras de pastoreo ideales en el lado este del río Jordán estaban dispuestas ante ellos. Los líderes tribales de Rubén y Gad estaban contentos con estas tierras y pidieron que se las dieran como herencia tribal.
b. No nos hagas pasar el Jordán: Por unos 400 años, las tribus de Israel anhelaron pasar el Jordán hacia la Tierra Prometida. Ahora, parecía que estas dos tribus estaban contentas con no cruzar el Jordán y parecen estar satisfechas con conformarse con menos.
i. “Que cualquier tribu israelita considerara establecerse fuera de la tierra prometida a Abraham mostraba una indiferencia inquietante hacia la palabra divina, la palabra de la que dependía por completo la existencia de Israel”. (Wenham)
2. (6-7) Moisés reacciona a la petición de las tribus de Rubén y Gad.
Y respondió Moisés a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén: ¿Irán vuestros hermanos a la guerra, y vosotros os quedaréis aquí? ¿Y por qué desanimáis a los hijos de Israel, para que no pasen a la tierra que les ha dado Jehová?
a. ¿Y por qué desanimáis a los hijos de Israel, para que no pasen a la tierra que les ha dado Jehová? Moisés temía que la actitud de las tribus de Rubén y Gad impidiera que las otras tribus entraran a la Tierra Prometida. Su actitud decía: “Ya hemos luchado y sufrido lo suficiente. Establezcámonos donde estamos”.
i. El temor de Moisés tenía un fundamento. Si quieres seguir adelante con las cosas del Señor y profundizar más y más con Él, hay una forma segura de desalentar ese deseo – comienza a juntarte con creyentes que están contentos con el lugar donde están y que no quieren seguir avanzando con el Señor. La autocomplacencia es contagiosa.
b. ¿Irán vuestros hermanos a la guerra, y vosotros os quedaréis aquí? Moisés quería que supieran que había una batalla que pelear y que todos estaban juntos en ella. El hecho de que estas tribus estuvieran contentas con el lugar en el que se encontraban no las eximía de la responsabilidad de continuar la batalla.
3. (8-15) Moisés teme que estén siguiendo los pasos de la generación anterior de incredulidad, la generación que pereció en el desierto.
Así hicieron vuestros padres, cuando los envié desde Cades-Barnea para que viesen la tierra. Subieron hasta el torrente de Escol, y después que vieron la tierra, desalentaron a los hijos de Israel para que no viniesen a la tierra que Jehová les había dado. Y la ira de Jehová se encendió entonces, y juró diciendo: No verán los varones que subieron de Egipto de veinte años arriba, la tierra que prometí con juramento a Abraham, Isaac y Jacob, por cuanto no fueron perfectos en pos de mí; excepto Caleb hijo de Jefone cenezeo, y Josué hijo de Nun, que fueron perfectos en pos de Jehová. Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los hizo andar errantes cuarenta años por el desierto, hasta que fue acabada toda aquella generación que había hecho mal delante de Jehová. Y he aquí, vosotros habéis sucedido en lugar de vuestros padres, prole de hombres pecadores, para añadir aún a la ira de Jehová contra Israel. Si os volviereis de en pos de él, él volverá otra vez a dejaros en el desierto, y destruiréis a todo este pueblo.
a. Desalentaron a los hijos de Israel: Moisés les recordó a los líderes de la tribu de Rubén y Gad por qué Israel no pudo entrar a la Tierra Prometida unos 38 años antes.
i. Es una cosa terrible ser usado por el diablo para desanimar a otros creyentes a caminar más y más con el Señor. Debemos pedirle a Dios que nos proteja de nunca desalentar el corazón de otro hijo de Dios.
b. Por cuanto no fueron perfectos en pos de mí: Esta es la razón por la que el desánimo de los diez espías infieles actuó en los hombres de esa generación. Si hubieran seguido completamente al Señor, el informe desalentador no los habría influenciado indebidamente.
i. Lo que hizo diferentes a Josué y Caleb fue que fueron perfectos en pos del Señor. No se doblegaron ante el informe desalentador de los diez espías infieles.
ii. Cuando nosotros no hemos sido perfectos en pos del Señor, es mucho más probable que seamos influenciados por lo carnal y el desánimo que nos rodea.
c. Si os volviereis de en pos de él, él volverá otra vez a dejaros en el desierto: Quizás esta generación pensaba que tenían un boleto gratis a la Tierra Prometida, sin importar nada, porque las “cuotas” ya habían sido pagadas por la generación de incrédulos. ¡De ninguna manera! ¡Pueden perecer como la generación anterior si caminan en la misma incredulidad!
d. Destruiréis a todo este pueblo: Era como si Moisés dijera: “Su desaliento de la nación significaría que los han destruido, tal como los diez espías infieles destruyeron a la generación anterior”.
i. Moisés quizás sintió que las tribus de Rubén o Gad tomaron una mala decisión por sí mismas; es decir, se dañan a sí mismos al asentarse en las tierras al este del río Jordán. Pero Moisés no los confrontó con ese tema. Si un hijo de Dios se contenta con conformarse con menos en su vida cristiana, hay poco o nada que uno pueda hacer. Pero cuando su autocomplacencia comienza a afectar a sus hermanos y hermanas, debe confrontarse. Esta era la base de la confrontación de Moisés.
B. Se resuelve el problema de las tribus del este.
1. (16-19) Los líderes tribales de Rubén y Gad ofrecen enviar sus tropas para ayudar a conquistar la tierra al oeste del río Jordán.
Entonces ellos vinieron a Moisés y dijeron: Edificaremos aquí majadas para nuestro ganado, y ciudades para nuestros niños; y nosotros nos armaremos, e iremos con diligencia delante de los hijos de Israel, hasta que los metamos en su lugar; y nuestros niños quedarán en ciudades fortificadas a causa de los moradores del país. No volveremos a nuestras casas hasta que los hijos de Israel posean cada uno su heredad. Porque no tomaremos heredad con ellos al otro lado del Jordán ni adelante, por cuanto tendremos ya nuestra heredad a este otro lado del Jordán al oriente.
a. Nosotros nos armaremos, e iremos con diligencia delante de los hijos de Israel, hasta que los metamos en su lugar: Esto efectivamente respondía al tema del desánimo. Ninguna de las tribus envidiaría a Rubén o Gad, descansando en paz, mientras el resto de ellos luchan por sus tierras. Los hombres de Rubén y Gad lucharían junto a ellos.
2. (20-24) Moisés recibe su oferta – siempre y cuando la cumplan.
Entonces les respondió Moisés: Si lo hacéis así, si os disponéis para ir delante de Jehová a la guerra, y todos vosotros pasáis armados el Jordán delante de Jehová, hasta que haya echado a sus enemigos de delante de sí, y sea el país sojuzgado delante de Jehová; luego volveréis, y seréis libres de culpa para con Jehová, y para con Israel; y esta tierra será vuestra en heredad delante de Jehová. Mas si así no lo hacéis, he aquí habréis pecado ante Jehová; y sabed que vuestro pecado os alcanzará. Edificaos ciudades para vuestros niños, y majadas para vuestras ovejas, y haced lo que ha declarado vuestra boca.
a. Si lo hacéis así: Si hacían como habían dicho, entonces serían libres de culpa para con Jehová, y para con Israel. Pero si no lo hacían, ciertamente serían culpables.
b. Mas si así no lo hacéis, he aquí habréis pecado ante Jehová; y sabed que vuestro pecado os alcanzará: Y si no hacían lo que dijeron, podrían estar seguros de que vuestro pecado os alcanzará. Si bien es cierto que cualquier pecado puede alcanzarnos, ¡el pecado del que se habla específicamente aquí es el pecado de no hacer nada!
i. Si las tribus de Rubén y Gad no hacían nada – si se quedaban en casa mientras sus hermanos luchaban por la vida o la muerte para tomar posesión de la Tierra Prometida – entonces su pecado de no hacer nada seguramente los alcanzaría.
ii. A veces, no hacer nada es un gran pecado – y es un pecado que ciertamente se hará evidente y nos alcanzará.
3. (25-27) Los líderes tribales de Rubén y Gad están de acuerdo.
Y hablaron los hijos de Gad y los hijos de Rubén a Moisés, diciendo: Tus siervos harán como mi señor ha mandado. Nuestros niños, nuestras mujeres, nuestros ganados y todas nuestras bestias, estarán ahí en las ciudades de Galaad; y tus siervos, armados todos para la guerra, pasarán delante de Jehová a la guerra, de la manera que mi señor dice.
4. (28-42) Se establece el acuerdo, y se dan ciudades a las tribus que se establecen en las tierras al este del río Jordán.
Entonces les encomendó Moisés al sacerdote Eleazar, y a Josué hijo de Nun, y a los príncipes de los padres de las tribus de los hijos de Israel. Y les dijo Moisés: Si los hijos de Gad y los hijos de Rubén pasan con vosotros el Jordán, armados todos para la guerra delante de Jehová, luego que el país sea sojuzgado delante de vosotros, les daréis la tierra de Galaad en posesión; mas si no pasan armados con vosotros, entonces tendrán posesión entre vosotros, en la tierra de Canaán. Y los hijos de Gad y los hijos de Rubén respondieron diciendo: Haremos lo que Jehová ha dicho a tus siervos. Nosotros pasaremos armados delante de Jehová a la tierra de Canaán, y la posesión de nuestra heredad será a este lado del Jordán. Así Moisés dio a los hijos de Gad, a los hijos de Rubén, y a la media tribu de Manasés hijo de José, el reino de Sehón rey amorreo y el reino de Og rey de Basán, la tierra con sus ciudades y sus territorios, las ciudades del país alrededor. Y los hijos de Gad edificaron Dibón, Atarot, Aroer, Atarot-sofán, Jazer, Jogbeha, Bet-nimra y Bet-arán, ciudades fortificadas; hicieron también majadas para ovejas. Y los hijos de Rubén edificaron Hesbón, Eleale, Quiriataim, Nebo, Baal-meón (mudados los nombres) y Sibma; y pusieron nombres a las ciudades que edificaron. Y los hijos de Maquir hijo de Manasés fueron a Galaad, y la tomaron, y echaron al amorreo que estaba en ella. Y Moisés dio Galaad a Maquir hijo de Manasés, el cual habitó en ella. También Jair hijo de Manasés fue y tomó sus aldeas, y les puso por nombre Havot-jair. Asimismo Noba fue y tomó Kenat y sus aldeas, y lo llamó Noba, conforme a su nombre.
a. Así Moisés dio a los hijos de Gad, a los hijos de Rubén, y a la media tribu de Manasés hijo de José: Números 32:33 presenta otra tribu – en realidad, la mitad de la tribu de Manasés – que también estaban contentos de establecerse en las tierras al este del río Jordán. Entonces, en total, dos tribus y media nunca tomaron posesión de la tierra al oeste del río Jordán.
©2022 The Enduring Word Comentario bíblico en español de David Guzik – ewm@enduringword.com