Números 26 – El segundo censo
A. El segundo censo de Israel en el desierto.
1. (1-4) El mandato de hacer el censo.
Aconteció después de la mortandad, que Jehová habló a Moisés y a Eleazar hijo del sacerdote Aarón, diciendo: Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel, de veinte años arriba, por las casas de sus padres, todos los que pueden salir a la guerra en Israel. Y Moisés y el sacerdote Eleazar hablaron con ellos en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó, diciendo: contaréis el pueblo de veinte años arriba, como mandó Jehová a Moisés y a los hijos de Israel que habían salido de la tierra de Egipto.
a. Aconteció después de la mortandad: El censo de Números 26 ocurrió después de la mortandad del juicio descrita en el capítulo anterior. Eso marcó la conclusión del paso de la generación que moriría en el desierto, con la sola excepción de Moisés, cuya muerte se registra en Deuteronomio 34. Solo dos de esa generación no morirían en el desierto: Josué y Caleb.
i. Números 26:64-65 deja claro que la generación de la incredulidad había muerto, que no quedaba nadie de esa generación.
ii. «La expresión “después de la mortandad” debe de ser considerada como el punto de inflexión de la primera generación a la segunda, el cambio de los padres y madres a los hijos e hijas. Dios estaba a punto de comenzar una nueva obra con un nuevo pueblo. La generación más joven empezaría a tener su día». (Allen)
b. Tomad el censo de toda la congregación de todos los hijos de Israel: Unos 38 años antes, al principio del libro de Números, mientras Israel todavía acampaba en el monte Sinaí, Dios le ordenó hacer un censo (Números 1-3). Este censo fue llevado a cabo por Moisés y Eleazar (Números 26:63).
i. «Al censar así a su pueblo, el Señor demostró que valoraba a cada uno de ellos. Fueron registrados por sus familias y por sus nombres; así fueron inscritos personalmente en el libro de familia del Dios viviente, y así, en efecto, le dijo a cada uno de ellos: “Te he llamado por tu nombre; mío eres tú”». (Spurgeon)
ii. El primer censo fue principalmente para la organización militar. Si iban a entrar y tomar posesión de la Tierra Prometida, tenían que saber cuántas tropas tenían y cómo debían organizarse mejor.
iii. Números 26:52-56 revela una segunda razón importante para este segundo censo: ayudar en la repartición justa de la tierra de Canaán para que las tribus más grandes recibieran más tierra.
c. Todos los que pueden salir a la guerra en Israel: El propósito del segundo censo también se dejó claro. Debían contar a los que podían luchar en nombre de Israel. Este conteo, 38 años después, volvió a ser con fines de organización militar.
i. Treinta y ocho años antes, Israel estuvo suficientemente organizado; simplemente, no tuvieron suficientefe para tomar la Tierra Prometida. La organización es buena, y la obra de Dios puede sufrir por la falta de ella; pero la mejor organización nunca puede reemplazar la confianza audaz en Dios.
ii. Enumerar a los que pueden salir a la guerra significaba algo diferente ahora de que lo que significaba 38 años antes. «Alguna vez se pudo haber esperado una entrada fácil en la Tierra Prometida; pero ese sueño hacía tiempo que había pasado. Ahora se les hace entender claramente a los israelitas que el último esfuerzo requerirá toda la energía guerrera que puedan reunir y el mayor valor de cada uno de los que puedan manejar espada o lanza». (Watson)
iii. «La mente sabia que ordenó contar a Israel al comienzo de la travesía por el desierto, también determinó contarlos al final de ella. Esto demostraría que no los valoraba menos que en años anteriores; les daría una prueba de que su palabra de juicio se había cumplido; y, además, los reuniría para la gran empresa de conquistar la tierra de Canaán». (Spurgeon)
iv. De veinte años arriba, por las casas de sus padres, todos los que pueden salir a la guerra en Israel: Spurgeon tomó este principio y lo aplicó espiritualmente a nuestras congregaciones, preguntándose cuántos hay entre nosotros que realmente puedan luchar en el espíritu: «Si los números de nuestras iglesias fueran tomados de esta manera, ¿no se reducirían tristemente? Tenemos muchos enfermos entre nosotros que necesitan ser llevados, atendidos y curados […]. Revisar las listas de las iglesias de manera que no quedaran más que vigorosos soldados en la lista de reclutamiento nos partiría el corazón por las estadísticas que obtendríamos».
2. (5-11) La tribu de Rubén.
Rubén, primogénito de Israel; los hijos de Rubén: de Enoc, la familia de los enoquitas; de Falú, la familia de los faluitas; de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Carmi, la familia de los carmitas; Estas son las familias de los rubenitas; y fueron contados de ellas cuarenta y tres mil setecientos treinta. Los hijos de Falú: Eliab. Y los hijos de Eliab: Nemuel, Datán y Abiram. Estos Datán y Abiram fueron los del consejo de la congregación, que se rebelaron contra Moisés y Aarón con el grupo de Coré, cuando se rebelaron contra Jehová; y la tierra abrió su boca y los tragó a ellos y a Coré, cuando aquel grupo murió, cuando consumió el fuego a doscientos cincuenta varones, para servir el escarmiento. Mas los hijos de Coré no murieron.
a. Los hijos de Rubén: En el primer censo, Rubén tuvo 46 500 hombres listos para la guerra (1:21, 2:11); 38 años después, tenían 43 730, una pérdida de 2770 hombres (6 %).
i. Si se compara este censo con el de Números 1, la diferencia es que el primero solo daba el número total de hombres mayores de 20 años de cada tribu. El segundo censo da ese número, pero también los nombres de las principales familias o clanes que componen cada tribu.
b. Estos Datán y Abiram fueron los del consejo de la congregación, que se rebelaron contra Moisés: Notables en la tribu de Rubén fueron Datán y Abiram, quienes fueron colíderes con Coré en la rebelión contra el Señor y Moisés descrita en Números 16. Quizás, una razón por la que Datán y Abiram estaban resentidos por el liderazgo de Moisés era porque ellos eran de la tribu del hijo primogénito de Israel (Rubén); sin embargo, Moisés, descendiente de Leví (un hijo menor), era el líder de la nación.
i. Que se rebelaron contra Moisés y Aarón […] cuando se rebelaron contra Jehová: «Además, el verbo traducido como “se rebelaron” contra Moisés y Aarón es raro, y significa ‘una fuerte contienda de voluntades‘. Pero al final descubrieron que estaban luchando, no solo contra el hombre, sino contra Dios». (Allen)
ii. Para servir el escarmiento: El juicio de Dios sobre Datán, Abiram, Coré y sus seguidores en Números 16, ciertamente, fue un escarmiento, tanto para la generación en el desierto como para las generaciones posteriores.
iii. «El término empleado como “escarmiento”, el hebreo nes, se usa típicamente para denotar una enseña o estandarte alrededor del cual la gente se reúne (Jer 50:2) o los soldados se reúnen para la batalla (Jer 50:2) […]. Pero al igual que Sodoma y Gomorra, o Nadab y Abiú, Datán y Abiram, o Coré, estos individuos servirían como referentes históricos de cómo Dios trata a los rebeldes». (Cole)
3. (12-14) La tribu de Simeón.
Los hijos de Simeón por sus familias: de Nemuel, la familia de los nemuelitas; de Jamín, la familia de los jaminitas; de Jaquín, la familia de los jaquinitas; de Zera, la familia de os zeraítas; de Saúl, la familia de los saulitas. Éstas son las familias de los simeonitas, veintidós mil doscientos.
a. Los hijos de Simeón: En el primer censo, la tribu de Simeón tenía 59 300 hombres listos para la guerra (Números 1:23, 2:13); 38 años después, tenían 22 200. Esta fue una pérdida asombrosa de 37 100 hombres para esta gran tribu (una pérdida del 63 %).
i. «Puede ser que la caída de la población de Rubén y Simeón deba relacionarse con el apoyo de estas tribus a Datán y Abiram (Números 16) y a Zimri (Números 25), pero es difícil identificar algún factor que explique el declive de las otras tribus». (Wenham)
4. (15-18) La tribu de Gad.
Los hijos de Gad por sus familias: de Zefón, la familia de los zefonitas; de Hagui, la familia de los haguitas; de Suni, la familia de los sunitas; de Ozni, la familia de los oznitas; de Eri, la familia de los eritas; de Arod, la familia de los aroditas; de Areli, la familia de los arelitas. Éstas son las familias de Gad; y fueron contados de ellas cuarenta mil quinientos.
a. Los hijos de Gad: En el primer censo, la tribu de Gad tenía 45 650 hombres listos para la guerra (Números 1:25, 2:15); 38 años después, tienen 40 500. Esta fue una pérdida de 5150 combatientes (11 %).
5. (19-22) La tribu de Judá.
Los hijos de Judá: Er y Onán; Er y Onán murieron en la tierra de Canaán. Y fueron los hijos de Judá por sus familias: de Sela, la familia de los selaítas; de Fares, la familia de los faresitas; de Zera, la familia de los zeraítas. Y fueron los hijos de Fares de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Hamul, la familia de los hamulitas. Éstas son las familias de Judá, y fueron contados de ellas setenta y seis mil quinientos.
a. Los hijos de Judá: En el primer censo, la tribu de Judá tenía 74 600 hombres listos para la guerra (Números 1:27, 2:4); 38 años después, tenían 76 500. Hubo una ganancia de 1900 (3 %).
6. (23-25) La tribu de Isacar.
Los hijos de Isacar por sus familias; de Tola, la familia de los tolaitas; de Fúa, la familia de los funitas; de Jasub, la familia de los jasubitas; de Simrón, la familia de los simronitas. Éstas son las familias de Isacar, y fueron contados de ellos sesenta y cuatro mil trescientos.
a. Los hijos de Isacar: En el primer censo, la tribu de Isacar tenía 54 400 hombres listos para la guerra (Números 1:29, 2:6); 38 años después, tenían 64 300. Hubo una ganancia de 9900 (18 %).
7. (26-27) La tribu de Zabulón.
Los hijos de Zabulón por sus familias: de Sered, la familia de los sereditas; de Elón, la familia de los elonitas; de Jahleel, la familia de los jahleelitas. Éstas son las familias de los zabulonitas, y fueron contados de ellas sesenta mil quinientos.
a. Los hijos de Zabulón: En el primer censo, la tribu de Zabulón tenía 57 400 hombres listos para la guerra (Números 1:31, 2:8); 38 años después, tenían 60 500. Esta fue una ganancia de 3100 (5 %).
8. (28-34) La tribu de Manasés.
Los hijos de José por sus familias: Manasés y Efraín. Los hijos de Manasés: de Maquir, la familia de los maquiritas; y Maquir engendró a Galaad; de Galaad, la familia de los galaaditas. Éstos son los hijos de Galaad: de Jezer, la familia de los jezeritas; de Helec, la familia de los helequitas; de Asriel, la familia de los asrielitas; de Siquem, la familia de los siquemitas; de Semida, la familia de los semidaítas; de Hefer, la familia de los heferitas. Y Zelofehad hijo de Hefer no tuvo hijos sino hijas; y los nombres de las hijas de Zelofehad fueron Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa. Éstas son las familias de Manasés; y fueron contados de ellas cincuenta y dos mil setecientos.
a. Los hijos de Manasés: En el primer censo, la tribu de Manasés tenía 32 200 listos para la guerra (Números 1:35, 2:21); 38 años después, tenían 52 700. Esta fue una ganancia notable de 20 500 (64 %).
9. (35-37) La tribu de Efraín.
Éstos son los hijos de Efraín por sus familias: de Sutela, la familia de los sutelaítas; de Bequer, la familia de los bequeritas; de Tahán, la familia de los tahanitas. Y estos son los hijos de Sutela: de Erán, la familia de los eranitas. Estas son las familias de los hijos de Efraín; y fueron contados de ellas treinta y dos mil quinientos. Estos son los hijos de José por sus familias.
a. Éstos son los hijos de Efraín: En el primer censo, la tribu de Efraín tenía 40 500 hombres listos para la guerra (Números 1:33, 2:19); 38 años después, tenían 32 500. Esta fue una pérdida de 8000 hombres (20 %).
10. (38-41) La tribu de Benjamín.
Los hijos de Benjamín por sus familias: de Bela, la familia de los belaítas; de Asbel, la familia de los asbelitas; de Ahiram, la familia de los ahiramitas; de Sufam, la familia de los sufamitas; de Hufam, la familia de los hufamitas. Y los hijos de Bela fueron Ard y Naamán: de Ard, la familia de los arditas; de Naamán, la familia de los naamitas. Estos son los hijos de Benjamín por sus familias; y fueron contados de ellos cuarenta y cinco mil seiscientos.
a. Los hijos de Benjamín: En el primer censo, la tribu de Benjamín tuvo 35 400 hombres listos para la guerra (Números 1:37, 2:23); 38 años después, tenían 45 600. Esta fue una ganancia de 10 200 hombres (29 %).
11. (42-43) La tribu de Dan.
Estos son los hijos de Dan por sus familias: de Súham, la familia de los suhamitas. Estas son las familias de Dan por sus familias. De las familias de los suhamitas fueron contados sesenta y cuatro mil cuatrocientos.
a. Estos son los hijos de Dan: En el primer censo, la tribu de Dan tenía 62 700 hombres listos para la guerra (Números 1:39, 2:26); 38 años después, tenían 64 400. Esta fue una ganancia de 1700 hombres (3 %).
12. (44-47) La tribu de Aser.
Los hijos de Aser por sus familias: de Imna, la familia de los imnitas; de Isúi, la familia de los isuitas; de Bería, la familia de los beriaítas. Los hijos de Bería: de Heber, la familia de los heberitas; de Malquiel, la familia de los malquielitas. Y el nombre de la hija de Aser fue Sera. Estas son las familias de los hijos de Aser; y fueron contados de ellas cincuenta y tres mil cuatrocientos.
a. Los hijos de Aser: En el primer censo, la tribu de Aser tenía 41 500 hombres listos para la guerra (1:41, 2:28); 38 años después, tenían 53 400 hombres. Esta fue una ganancia de 11 900 (29 %).
13. (48-50) La tribu de Neftalí.
Los hijos de Neftalí, por sus familias: de Jahzeel, la familia de los jahzeelitas; de Guni, la familia de los gunitas; de Jezer, la familia de los jezeritas; de Silem, la familia de los silemitas. Estas son las familias de Neftalí por sus familias; y fueron contados de ellas cuarenta y cinco mil cuatrocientos.
a. Los hijos de Neftalí: En el primer censo, la tribu de Neftalí tenía 53 400 hombres listos para la guerra (Números 1:43, 2:30); 38 años después, tenían 45 400 hombres. Esta fue una pérdida de 8000 (15 %).
14. (51) El número total de hombres en Israel capaces de ir a la guerra.
Estos son los contados de los hijos de Israel, seiscientos un mil setecientos treinta.
a. Estos son los contados: En el primer censo, Israel tenía 603 550 hombres listos para la guerra (Números 1:46, 2:32); 38 años después, tienen 601 730 hombres, una pérdida de 1820 hombres (0,3 %).
b. Seiscientos un mil setecientos treinta: Entonces, el número total de hombres listos para la guerra mientras transcurre la estancia en el desierto se mantuvo prácticamente igual a lo largo de 38 años, periodo en el que la generación de incrédulos muere en el desierto.
i. En un aspecto, vemos estancamiento. El estancamiento de la población refleja la condición espiritual de Israel durante esos 38 años. Deberíamos de haber esperado que crecieran, como es normal en el curso de las generaciones. En lugar de eso, simplemente, se quedaron donde estaban. Los 38 años en el desierto fueron años sin crecimiento, sin avance, de mera existencia hasta que la generación de incredulidad hubo muerto y una generación de fe los hubo reemplazado, una generación que fue lo suficientemente audaz para tomar la Tierra Prometida.
ii. En otro aspecto, vemos la gran misericordia y bendición de Dios. El desierto no mató al pueblo de Dios. Bajo la bendición y guía de Dios —incluso si tomamos en cuenta sus juicios sobre ellos— permanecieron fuertes y vitales a través de toda una generación en un desierto difícil e inhóspito.
iii. «Una intrascendente disminución neta de solo 1820 (0.3 %) hombres, a pesar de los obstáculos físicos, los fracasos espirituales y el duro juicio del Señor, confirma que la promesa a Abraham de innumerables descendientes sigue vigente». (Cole)
iv. «A pesar del asombroso aumento en algunas y la disminución en otras tribus, el mismo tipo de proporción se conserva en las divisiones este, oeste, norte y sur». (Clarke)
c. Contados de los hijos de Israel: Durante este período, ciertas tribus sufrieron ganancias significativas y ciertas tribus sufrieron pérdidas significativas.
i. De estas doce tribus de Israel, cinco sufrieron pérdidas y siete ganaron hombres. La mitad de las tribus tuvo ganancias o pérdidas del 15 % o menos; pero Simeón perdió el 63 % de su población y Manasés ganó el 64%. Dios estaba bendiciendo o maldiciendo a tribus particulares, sin duda, en relación con su permanencia con Él.
Tribus de Israel, primer y segundo censo (Números 1, 3 y 26)
TRIBU | 1.er CENSO | 2.do CENSO | CAMBIO | PORCENTAJE |
Rubén | 46 500 | 43 730 | -2770 | -6% |
Simeón | 59 300 | 22 200 | -37 100 | -63% |
Gad | 45 650 | 40 500 | -5150 | -11% |
Judá | 74 600 | 76 500 | +1900 | +3% |
Isacar | 54 400 | 64 300 | +9900 | +18% |
Zebulón | 57 400 | 60 500 | +3100 | +5% |
Manasés | 32 200 | 52 700 | +20 500 | +64% |
Efraín | 40 500 | 32 500 | -8000 | -20% |
Benjamín | 35 400 | 45 600 | +10 200 | +29% |
Dan | 62 700 | 64 400 | +1700 | +3% |
Aser | 41 500 | 53 400 | +11 900 | +29% |
Neftalí | 53 400 | 45 400 | -8000 | -15% |
Leví | Sin contar | Sin contar | ||
Total | 603 550 | 601 730 | -1820 | -0.3% |
B. Heredad de la tierra de Canaán.
1. (52-56) El principio general de la heredad: Las tribus más grandes reciben porciones más grandes de tierra.
Y habló Jehová a Moisés, diciendo: A éstos se repartirá la tierra en heredad, por la cuenta de los nombres. A los más darás mayor heredad, y a los menos menor; y a cada uno se le dará su heredad conforme a sus contados. Pero la tierra será repartida por suerte; y por los nombres de las tribus de sus padres heredarán. Conforme a la suerte será repartida su heredad entre el grande y el pequeño.
a. A los más darás mayor heredad: Cuando Canaán se dividió por sorteo, las líneas debían trazarse de acuerdo con este principio general. Las tribus más grandes recibían un territorio más grande porque tenían más familias entre las cuales dividir la tierra.
b. Conforme a la suerte será repartida su heredad: El reparto real de la tierra dentro de un territorio se haría según la suerte, con la idea de que Dios guiaba la suerte (Proverbios 16:33). La tierra repartida sería una heredad, que permanecería dentro de la familia y no sería vendida o transferida de forma permanente.
2. (57-62) La tribu de Leví y su heredad.
Los contados de los levitas por sus familias son estos: de Gersón, la familia de los gersonitas; de Coat, la familia de los coatitas; de Merari, la familia de los meraritas. Estas son las familias de los levitas: la familia de los libnitas, la familia de los hebronitas, la familia de los mahlitas, la familia de los musitas, la familia de los coreítas. Y Coat engendró a Amram. La mujer de Amram se llamó Jocabed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto; ésta dio a luz de Amram a Aarón y a Moisés, y a María su hermana. Y a Aarón le nacieron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. Pero Nadab y Abiú murieron cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová. De los levitas fueron contados veintitrés mil, todos varones de un mes arriba; porque no fueron contados entre los hijos de Israel, por cuanto no les había de ser dada heredad entre los hijos de Israel.
a. Porque no fueron contados entre los hijos de Israel: Los levitas no fueron contados ni en el primer ni en el segundo censo, porque los hombres de su tribu no debían ir a la guerra.
b. Por cuanto no les había de ser dada heredad entre los hijos de Israel: Una segunda razón para no contar a los levitas era que no iban a recibir heredad de tierra como las otras tribus. Su heredad era mayor que propiedades: el Señor mismo (Números 18:20).
3. (63-65) La generación de la incredulidad no tuvo heredad.
Estos son los contados por Moisés y el sacerdote Eleazar, los cuales contaron los hijos de Israel en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó. Y entre éstos ninguno hubo de los contados por Moisés y el sacerdote Aarón, quienes contaron a los hijos de Israel en el desierto de Sinaí. Porque Jehová había dicho de ellos: Morirán en el desierto; y no quedó varón de ellos, sino Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun.
a. Y entre éstos ninguno hubo de los contados por Moisés y el sacerdote Aarón: Ninguno de los contados en el primer censo fue contado en el segundo. Esa fue la vieja generación, la generación de incrédulos, que pereció en el desierto. Obviamente, no tuvieron heredad en la Tierra Prometida (excepto Caleb y Josué).
i. «Los que dirigieron el censo, Moisés y Eleazar, tienden un puente entre las generaciones. Moisés ha guiado al pueblo de Israel poderosa y valientemente a través de las experiencias del Sinaí y del desierto, pero no entrará en la Tierra Prometida. En su lugar, Eleazar asumirá la responsabilidad del liderazgo sacerdotal de la nueva generación». (Cole)
ii. Sino Caleb […] y Josué: «Bajo Josué, este nuevo pueblo de Dios entraría en su heredad. A través del ministerio de un Josué mayor (Jesús es Josué en griego), el pueblo de Dios en cada generación es invitado a entrar en el reposo de Dios (Hebreos 4:1-13)». (Wenham)
b. No quedó varón de ellos: Es bueno tomar tales palabras como recordatorios de nuestra propia mortalidad. Así como una generación pereció en el desierto, así nosotros, si Jesús no regresa antes, pasaremos de esta tierra a la eternidad. Es bueno considerar esto sobriamente y vivir como alguien preparado para morir.
i. «Sobre cada uno de estos hombres incrédulos la sentencia divina fue ejecutada […]. Si Cristo no viene primero, nuestro turno vendrá. En Adán todos morimos. Todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo. Cada uno nació solo, debe morir solo, y solo dar cuenta al Rey. Prepárate, alma mía, para encontrarte con Él». (Meyer)
ii. «Si ahora estamos sirviendo a Dios, hagámoslo con intensa seriedad, ya que solo por un poco de tiempo tendremos la oportunidad de hacerlo entre los hombres […]. Vive mientras vivas. Al mismo tiempo, haz planes para influir en la nueva generación. Ponte a trabajar hoy». (Spurgeon)
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