Números 29 – Sacrificios para las diferentes fiestas solemnes
A. Más ofrendas relacionadas con las fiestas estacionales.
1. (1-6) Ofrendas en la fiesta de las trompetas.
En el séptimo mes, el primero del mes, tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis; os será día de sonar las trompetas. Y ofreceréis holocausto en olor grato a Jehová, un becerro de la vacada, un carnero, siete corderos de un año sin defecto; y la ofrenda de ellos, de flor de harina amasada con aceite, tres décimas de efa con cada becerro, dos décimas con cada carnero, y con cada uno de los siete corderos, una décima; y un macho cabrío por expiación, para reconciliaros, además del holocausto del mes y su ofrenda, y el holocausto continuo y su ofrenda, y sus libaciones conforme a su ley, como ofrenda encendida a Jehová en olor grato.
a. Os será día de sonar las trompetas: La fiesta de las trompetas era la tercera fiesta considerada como una reunión sagrada (santa convocación) y un día para no hacer ninguna obra de siervos.
i. «Más tarde, en la tradición judía, esta fiesta se convirtió en el tiempo del año nuevo (Rosh Hashaná). El toque de la trompeta en esta fiesta es el toque del shophar, el cuerno de carnero, en lugar de la trompeta de plata de Números 10». (Allen)
b. Un becerro de la vacada, un carnero, siete corderos: Estos constituían el holocausto que se sacrificaba en la fiesta de las trompetas, junto con una ofrenda de grano medida para cada animal sacrificado y un macho cabrío por expiación.
c. Además del holocausto […] y el holocausto continuo: Los sacrificios especiales realizados en la fiesta de las trompetas no reemplazaban los sacrificios diarios, semanales o mensuales mencionados anteriormente en Números 28. Las obligaciones especiales no reemplazaban las obligaciones normales; se añadían a ellas.
2. (7-11) Ofrendas en el día de la expiación.
En el diez de este mes séptimo tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas; ninguna obra haréis; y ofreceréis en holocausto a Jehová en olor grato, un becerro de la vacada, un carnero, y siete corderos de un año; serán sin defecto. Y sus ofrendas, flor de harina amasada con aceite, tres décimas de efa con cada becerro, dos décimas con cada carnero, y con cada uno de los siete corderos, una décima; y un macho cabrío por expiación; además de la ofrenda de las expiaciones por el pecado, y del holocausto continuo y de sus ofrendas y de sus libaciones.
a. En el diez de este mes séptimo: Las ceremonias de sacrificio para el día de la expiación se describen en Levítico 16. El sumo sacerdote debía sacrificar un toro, dos carneros y dos machos cabríos. Además, Dios ordenaba aquí el sacrificio de un becerro de la vacada, un carnero, y siete corderos, junto con la ofrenda de grano correspondiente y la ofrenda de un macho cabrío por expiación. Todo esto era además de la ofrenda de las expiaciones por el pecado y del holocausto continuo y de sus ofrendas y de sus libaciones.
b. Afligiréis vuestras almas: El día de la expiación no era una fiesta feliz. Era un día para considerar cuidadosamente la carga del pecado y desecharlo a nivel nacional mediante el sacrificio designado para ese día.
i. La orden de «afligiréis vuestras almas» era para mostrarles la humildad y el arrepentimiento apropiado a aquellos que necesitaban el perdón. También era una identificación con el sacrificio por el pecado. Afligir el alma llevaba al israelita a simpatizar con la afligida víctima del sacrificio, del mismo modo que el creyente se identifica con Jesucristo en la cruz. A lo largo de la historia y hasta nuestros días, los judíos que observan el día de la expiación (Yom Kippur) suelen ayunar ese día para afligir el alma.
ii. «El término traducido como “afligiréis” (ana) significa ‘afligir, oprimir, ser humilde o ser humillado‘ y se usa ocasionalmente en el contexto del ayuno (Esdras 8:21). Este último medio de abnegación se convirtió en el principal medio de participación individual durante el período postexílico tardío, cuando el día pasó a conocerse como “El Ayuno”». (Cole)
iii. Afligiréis vuestras almas: «es decir, vosotros mismos, ayunando y absteniéndoos de todas las cosas deleitosas, y con compunción y amargo dolor por vuestros pecados, y los juicios de Dios merecidos o infligidos sobre vosotros por vuestros pecados». (Poole)
3. (12-39) Ofrendas en la fiesta de los tabernáculos.
También a los quince días del mes séptimo tendréis santa convocación; ninguna obra de siervos haréis, y celebraréis fiesta solemne a Jehová por siete días. Y ofreceréis en holocausto, en ofrenda encendida a Jehová en olor grato, trece becerros de la vacada, dos carneros, y catorce corderos de un año; han de ser sin defecto. Y las ofrendas de ellos, de flor de harina amasada con aceite, tres décimas de efa con cada uno de los trece becerros, dos décimas con cada uno de los dos carneros, y con cada uno de los catorce corderos, una décima; y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación. El segundo día, doce becerros de la vacada, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto, y sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley; y un macho cabrío por expiación; además del holocausto continuo, y su ofrenda y su libación. El día tercero, once becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto; y sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley; y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, y su ofrenda y su libación. El cuarto día, diez becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto; sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley; y un macho cabrío por expiación; además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación. El quinto día, nueve becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto; y sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley; y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación. El sexto día, ocho becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto; y sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley; y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, su ofrenda y su libación. El séptimo día, siete becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin defecto; y sus ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley; y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, con su ofrenda y su libación. El octavo día tendréis solemnidad; ninguna obra de siervos haréis. Y ofreceréis en holocausto, en ofrenda encendida de olor grato a Jehová, un becerro, un carnero, siete corderos de un año sin defecto; sus ofrendas y sus libaciones con el becerro, con el carnero y con los corderos, según el número de ellos, conforme a la ley; y un macho cabrío por expiación, además del holocausto continuo, con su ofrenda y su libación. Estas cosas ofreceréis a Jehová en vuestras fiestas solemnes, además de vuestros votos, y de vuestras ofrendas voluntarias, para vuestros holocaustos, y para vuestras ofrendas, y para vuestras libaciones, y para vuestras ofrendas de paz.
a. Trece becerros de la vacada, dos carneros, y catorce carneros: Esta era la ofrenda requerida el primer día de la fiesta de los tabernáculos, junto con la ofrenda de grano y un macho cabrío por expiación. Esto se añadía al holocausto continuo, y su ofrenda y su libación.
i. «En el Nuevo Testamento la fiesta de los tabernáculos se menciona en Juan 7:2, 37. Se celebraba el último día del año, el más solemne. Fue en el último, el día más significativo de la fiesta, que Jesús se paró en el templo de Jerusalén e invitó a los espiritualmente sedientos a venir a Él (Juan 7:37-38)». (Allen)
b. Doce becerros de la vacada, dos carneros, catorce corderos: Esta era la ofrenda requerida en el segundo día de la fiesta de los tabernáculos. Se requería un toro menos, pero el mismo número de carneros, corderos y ofrendas de grano apropiadas. Este número disminuía en uno por cada día de la fiesta de los tabernáculos, hasta el séptimo día, cuando se presentaban siete becerros. El último día de la fiesta, el octavo día, se ofrecían un becerro, un carnero y siete corderos.
i. «De esta manera el Espíritu Santo podría enseñarles su deber: crecer en gracia y aumentar en santificación, de modo que al disminuir sus pecados, el número de sus sacrificios, por los cuales se hacía expiación por sus pecados, también disminuyera diariamente. O podría significar una disminución y desgaste de los ofrecimientos legales». (Trapp)
c. Y su libación: Se ordenó que esto se añadiera a las ofrendas del segundo día y continuara hasta el octavo día. No hay una razón clara por la cual no se mencionó la libación en el primer día (aparte de la ofrenda de libación diaria regular).
d. El octavo día tendréis solemnidad: Tanto el primero como el octavo día de la fiesta de los tabernáculos eran días de reunión sagrada para el pueblo de Israel.
i. El octavo día: «En el siglo I d.C. los fariseos practicaban un ritual que consistía en llevar una gran jarra de oro con agua fresca de manantial, extraída del estanque de Siloé y desfilar ceremonialmente por la ciudad hasta el templo, donde luego era derramada como una ofrenda de libación a Dios sobre el altar de los sacrificios. En este ritual, el agua, que era un símbolo de vida en todo el mundo antiguo, se vertía a Dios en agradecimiento por las lluvias del año anterior y en anticipación en oración por aquello con lo que bendeciría al pueblo. Jesús utilizó las imágenes transmitidas en esta ceremonia para enseñar una asombrosa lección sobre sí mismo. Él era la verdadera fuente de vida simbolizada en el agua viva». (Cole)
ii. El octavo día: «Este era el último y gran día de la fiesta, como se le llama en Juan 7:37 y, sin embargo, los sacrificios eran menos que en cualquier otro día, para enseñarles a no confiar en la multitud de sus sacrificios, ni esperar remisión de pecados por ellos, sino por el sacrificio único de Cristo». (Poole)
e. Estas cosas ofreceréis a Jehová en vuestras fiestas solemnes: Dios requería tantos animales y un sacrificio tan caro porque la fiesta de los tabernáculos era un feliz recuerdo de la fidelidad de Dios a Israel durante el Éxodo. El sacrificio de tantos animales era una demostración de la riqueza de la provisión de Dios para ellos a través de los años en el desierto.
B. La obediencia de Israel.
1. (40a) Moisés les dice a los hijos de Israel las palabras de Jehová.
Y Moisés dijo a los hijos de Israel conforme a todo…
a. Y Moisés dijo a los hijos de Israel conforme a todo: Como Israel estaba ahora en el umbral de la Tierra Prometida, necesitaban que se les recordara el lugar esencial del sacrificio. Como parte del pacto que Dios hizo con Israel en el monte Sinaí, no podía ser ignorado o rechazado.
b. Todo: Estas ofrendas ordenadas cubrían cada día, semana, mes y año en sumisión sacrificial, rendición y honor a Dios.
i. «Así, todo el año estaba cubierto y condicionado por estas solemnes ceremonias religiosas. Cada día que comenzaba y pasaba, cada semana que iniciaba, cada mes que se abría, cada año que comenzaba y se cerraba era sellado con asuntos sagrados que siempre hablaban al pueblo acerca de la relación que tenían con Dios, basada en el sacrificio y expresada en el servicio». (Morgan)
2. (40b) Una obediencia costosa.
Lo que Jehová le había mandado.
a. Lo que Jehová le había mandado: Que Israel obedeciera lo que Dios mandó en Números 28-29 significaba que cada año los sacerdotes sacrificaban 1086 corderos, 113 toros, 32 carneros, más de una tonelada de harina, y unas 1000 botellas de aceite y vino en nombre de la nación.
i. Numéricamente hablando, el animal más destacado del sacrificio era el cordero. Esta es una obvia referencia profética a Jesús, que es «el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Juan 1:29).
ii. «Todos los sacrificios —ya sean matutinos o vespertinos, de día de reposo o de luna nueva— tienen su significado final en la muerte que sufrió el Salvador. Aparte de su muerte, estos sacrificios no eran más que la matanza de animales y la quema de su carne con las ceremonias correspondientes». (Allen)
b. Lo que Jehová le había mandado: Todo este sacrificio no incluía los sacrificios hechos por individuos o familias. Los sacerdotes y levitas estaban claramente ocupados con el trabajo del sacrificio, y se cumplía a un costo considerable.
i. En los días de Jesús, hay registro de 255 600 corderos pascuales sacrificados en una Pascua solo por individuos y familias.
ii. Significativamente, ¡nada de eso era suficiente! Ninguno de estos cientos de miles de sacrificios a lo largo de los siglos podría quitar el pecado de una persona; eso tuvo que esperar hasta que se ofreciera un sacrificio perfecto: el sacrificio de Jesús.
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